Así lo reveló un estudio de la Agencia Europea Espacial, que utilizó a una variedad de gusanos para el experimento y descubrió los favorables cambios en sus organismos. El humano comparte el 55 por ciento de los genes en comparación con la especie de la lombriz estudiada.
El equipo de científicos que condujo el trabajo descubrió que siete genes de estos nematodos permanecían inactivos en el espacio, lo que al parecer les permitió adaptarse mejor a ese entorno.
Los gusanos fueron empleados para el experimento por tratarse del primer organismo multicelular del cual se conoce toda la estructura genética.
Aunque el trabajo se inició en 2004, posteriormente la desactivación de esos genes en el laboratorio confirmó que los gusanos que no los tenían “vivían más y tenían mejor salud”, según la ESA.
El hallazgo, sorprendente porque contrasta con el estado de debilidad en el que regresan los humanos tras sus estancias espaciales, hizo preguntarse a los investigadores cómo reaccionarían los músculos de los astronautas, para lo cual tomaron una muestra de André Kuipers, en misión espacial hasta el pasado 1 de julio.
Ahora, esperan que se recupere del viaje para comparar el estado de sus músculos con el de la muestra extraída de su cuerpo antes de su partida.
La especie de gusano estudiada, Caenorhabditis elegans, comparte en torno al 55 % de los genes con los seres humanos.
Fuente: http://www.cronica.com.ar