La adaptación a la rutina tras las vacaciones puede ocasionar determinadas alteraciones emocionales y físicas conocidas como el llamado “síndrome de depresión postvacacional”. Este es un trastorno que no solo sufren los adultos, sino que también afecta a los niños que deben recuperar su ritmo habitual en cuanto a horarios, alimentación y actividades en muy poco tiempo y con la dificultad añadida de que, en el caso de los niños, es más complejo identificar el trastorno. Según Marta Campo, jefa del servicio de Psicología del Hospital Sanitas La Zarzuela, “en realidad no existe una patología de depresión postvacacional como tal tipificada en los manuales de clasificación internacionales, pero al regresar del periodo vacacional pueden aparecer reacciones que responden a una dificultad por parte de la persona a retomar su vida diaria”.
Los síntomas de este síndrome de depresión postvacacional en niños pueden incluir insomnio, llanto o somatizaciones digestivas como vómitos o diarreas. Estos síntomas responden a un rechazo al colegio, cuyas causas podrían existir antes de las vacaciones. Los expertos recomiendan a los padres ayudar a identificar los aspectos positivos que tiene el final de las vacaciones, lo que facilitará que el niño se adapte a la nueva etapa sin problemas. Ver a los compañeros de clase, recuperar sus juguetes o dormir de nuevo en su habitación de casa son alguno de estos puntos positivos que los padres pueden utilizar para que los niños tengan ilusión por recuperar su rutina diaria.
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