La masacre de Newtown obligó al presidente de EEUU a modificar su postura de no intervención. Deberá enfrentarse a la Asociación Nacional del Rifle
Sus palabras fueron elocuentes y compasivas, como usualmente ocurre cuando el presidente es la voz de una nación en duelo. La respuesta de Barack Obama a la masacre de 20 niños y 6 adultos en una escuela de Connecticut reveló aspectos más complejos de su figura: emocionado, frustrado y con ánimo de reconsiderar su posición generalizada de no intervenir en el control de las armas en los Estados Unidos.
«¿Podemos decir honestamente que estamos haciendo lo suficiente para mantener a nuestros hijos, todos ellos, a salvo?», preguntó el mandatario. «Si somos honestos, la respuesta es no. (…) No estamos haciendo lo suficiente y vamos a tener que cambiar«, agregó.
Obama prometió que en las próximas semanas usará todo el poder que tenga para comprometer a la ciudadanía, desde los encargados de hacer cumplir la ley a los profesionales de la salud mental, y desde los padres hasta los educadores para «prevenir más tragedias como ésta».
Fue la señal más fuerte hasta el momento de que la masacre del viernes y la actual circunstancia política de Obama -está por iniciar su segundo período y no puede volver a ser reelegido- podrían haberlo inspirado a intentar controlar el uso de armas como parte de la agenda de su nuevo mandato.
El demócrata ha actuado cuidadosamente durante su Gobierno y también en la campaña que terminó con su reelección para frustración de quienes pretendían más acciones concretas.
A pesar de los asesinatos en masa ocurridos en los últimos años, las encuestas siempre han reflejado que a la mayoría de los estadounidenses le preocupa la aplicación de eventuales restricciones a la tenencia de armas de fuego.
Y el lobby que lidera la Asociación Nacional del Rifle (ANR) ha sido una fuerza poderosa a la hora de conseguir apoyo entre los republicanos y los demócratas rurales, a punto tal que empujar iniciativas para limitar las armas a través del Congreso ha sido un ejercicio inútil.
Pero los asesinatos en Newtown, Connecticut, dieron un nuevo impulso a las peticiones en contrario, incluyendo un restablecimiento de la veda a la venta de «armas de asalto«, como el rifle semiautomático que Adam Lanza usó en su ataque.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, de California, presentará una propuesta para prohibir la venta de ese tipo de armas y el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, un potencial contendiente demócrata para la elección presidencial de 2016, fue otro de los que pidieron nuevas leyes para limitar el acceso a las armas.
Y el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, una voz persistente en favor del control de las armas, advirtió a Obama que el tema debería estar en lo alto de su agenda diaria.
Sean cuales sean los obstáculos, el mandatario efectivamente se ha comprometido a hacer algo para reducir la violencia armada y adoptar «medidas significativas». Así que, una vez que la emoción haya disminuido, ¿qué podría hacer?
Algunos analistas creen que Obama apoyaría un nuevo impulso de los demócratas en el Congreso para restablecer la prohibición de armas de asalto, que los legisladores dejaron expirar en 2004. Los analistas también creen que apoyaría medidas más fuertes para asegurar que los enfermos mentales no puedan comprar armas con facilidad.
Y podría hacerlo en forma ejecutiva sin esperar al Congreso. «Podríamos hacer más para mejorar los datos de nuestro sistema de verificación de antecedentes mentales«, dijo Adam Winkler, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Los Angeles. «Se puede hacer con una orden ejecutiva» agregó.
Sin embargo, la Corte Suprema ha dicho que los estados no pueden ser obligados a entregar esa información al Gobierno federal.
Winkler también dijo que el sistema actual para asegurar que los compradores de armas no tengan antecedentes penales debe mejorar, pero probablemente requeriría de una ley. Muchas ventas de armas legales se producen sin ningún tipo de verificación de antecedentes, explicó.
Bloomberg y otros defensores del control de armas afirman que el presidente debe actuar con rapidez y decisión o corre el riesgo de ser considerado parte del problema.
Al principio de su carrera política, Obama expresó su apoyo a restringir el acceso y el uso de armas. Pero al llegar a la Casa Blanca sufrió la oposición de sus propios colaboradores.
La matanza de Newtown «puede ser un punto de inflexión para el debate de armas en los Estados Unidos», dijo Winkler, autor de Duelo: La batalla por el derecho a portar armas en EEUU.
«La gente parece más enojada que nunca», dijo. «Ver cómo 20 niños son sacrificados sin piedad en una escuela es demasiado. El ambiente político es diferente a lo que era hace un par de semanas atrás. El presidente Obama (…) ya no tiene que preocuparse por la reelección».
El especialista también señaló que varios candidatos republicanos del Congreso que recibieron más de 100.000 dólares de la ANR para las elecciones de noviembre terminaron perdiendo.
«La NRA ha tenido un noviembre duro«, dijo Winkler. «Así que tal vez los demócratas no estén tan temerosos de ser castigados electoralmente por ellos».