El ejercicio es importante para los niños; deben salir y moverse. Sin embargo, hay una actividad que, según los médicos, deben realizar con precaución: saltar en el trampolín.
En el número de esta semana de la revista Pediatrics de la Academia de Pediatría de Estados Unidos, se publicó una actualización de la declaración de uso de los trampolines en la que se informa que aunque la incidencia de los accidentes ha disminuido constantemente a lo largo de los últimos años, en 2009 se registraron 98,000 casos de lesiones relacionadas con el uso de este aparato, de los que 3,100 requirieron hospitalización.
Muchos padres de familia creen que estos equipos son juguetes, lo cual, de acuerdo con los investigadores, es falso.
“Creo que el que los chicos se diviertan saltando hace pensar a los padres que estos aparatos son seguros”, señaló el médico Michele Labotz, autor principal de la declaración de uso de los trampolines y especialista en medicina del deporte que trabaja para la clínica InterMed en Portland, Estados Unidos. “Los padres creen que porque el trampolín es suave, los niños no sienten el impacto, pero no es así”.
Las torceduras, desgarres y golpes son las lesiones más frecuentes ocasionadas por el uso del trampolín. Los accidentes más peligrosos involucran daños en la cabeza y la columna vertebral. Los investigadores señalan que el 75 % de las lesiones en trampolines ocurren cuando hay varias personas saltando al mismo tiempo.
Al parecer entre más pequeño es el niño, más graves son las lesiones. Los médicos explican que los huesos de los niños más pequeños son más suaves, además de que cuando hay muchas personas saltando en un trampolín estos niños se elevan más por ser más ligeros. Al rebotar en la superficie del trampolín, el impacto que reciben es mayor; el 48 % de las lesiones en niños pequeños son fracturas y dislocaciones articulares.
“La gente no se da cuenta que se trata de simple física”, señala Labotz. “Si un niño grande o un adulto se sube al trampolín con un niño que pesa 20 o 25 kilos, lo único que logran es que el niño se eleve más y caiga más fuerte en el trampolín. La fuerza con la que caen es equivalente a caer desde una altura de 1.5 a tres metros y golpear contra una superficie dura”.
La Academia de Pediatría de Estados Unidos (AAP) espera que tanto los padres de familia como sus hijos entiendan que realizar ciertas maniobras, como piruetas y giros, ocasiona lesiones en la columna que con el tiempo podrían causar daños permanentes a la salud. La AAP sugiere a las personas que tengan un trampolín que adquieran un seguro que cubra lesiones ocasionadas por el uso de estos aparatos.
Los padres pueden pensar que los trampolines rodeados con una red de protección son más seguros; sin embargo, la AAP asegura que no es así: dos terceras partes de las lesiones reportadas ocurrieron cuando un niño o un adulto cayeron mal sobre el trampolín. La academia recomienda que siempre haya un adulto supervisando a los niños que utilicen el trampolín.
“Si insistimos a los padres en la importancia de la seguridad en la alberca, si tenemos lineamientos para el uso de piscinas, deberíamos tenerlos también para el uso de los trampolines”, señala Labotz. “En cuanto a las cosas con las que los niños pueden jugar, existen varios estudios que indican que jugar al aire libre no solo es bueno para el cuerpo de los niños, sino para sus mentes y para el desarrollo de su creatividad. No se requiere de equipo sofisticado para que los niños se entretengan en su propio jardín, mucho menos aparatos que puedan ocasionarles lesiones”.
Fuente: http://mexico.cnn.com/