La Antártida es sin duda el lugar más inhóspito del planeta. Un inmenso desierto helado de más de 14 millones de kilómetros cuadrados que aumenta hasta los 30 millones en los inviernos más duros. Un continente casi imposible para la vida en el que a duras penas sobreviven algunas formas simples de vegetación como algas o musgos.
Pero esto no siempre fue así. Durante el periodo Cenozoico el Polo Sur de la Tierra se encontraba unido al gran continente conocido como Gondwana y contaba con una espectacular flora en la que se erguían grandes helechos y altos árboles similares a los robles, encinas, hayas y castaños de la actualidad.
Cuando la Antártida se separó del gran continente, hace unos 35 millones de años, el hielo comenzó a cubrir sus verdes praderas. La deriva continental terminó llevando las tierras separadas hacia el sur y finalmente el gran manto blanco nevado se apoderó de todo convirtiendo aquel vergel en un inhabitable cubito de hielo.
Y así ha continuado durante los últimos 30 millones de años hasta la actualidad.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por un equipo de bioquímicos de la Universidad de California del Sur indica que algo realmente sorprendente ocurrió hace 15 millones de años. El análisis de los sedimentos de los suelos antárticos publicados en la Revista Nature Geoscience arroja indicios de un breve periodo inesperadamente cálido.
Los investigadores que han trabajado en colaboración con la NASA, han recuperado bajo la capa de hielo de la plataforma de Ross, restos vegetales datados en esa etapa. Estos fósiles abarcan desde abundantes ceras procedentes de hojas así como granos de polen. Pero además, una inspección más exhaustiva de estas capas revela que durante este corto lapso de tiempo la Antártida experimentó un pequeño cambio climático que suavizó sus temperaturas hasta en 11 grados centígrados, alcanzando los 7 u 8 grados sobre cero en verano. Un clima que sería similar al que ofrecen actualmente algunas zonas de Chile o Nueva Zelanda y que sería apto para albergar vida vegetal.
Como consecuencia de esta moderación en el clima la vegetación volvió a surgir en las imposibles tierras antárticas durante aproximadamente cinco millones de años (un periodo realmente corto si se tienen en cuenta las edades del planeta).
Junto con el descenso de temperatura, se ha detectado un aumento de las precipitaciones, lo cual ayudó a que surgieran de nuevo especies de helechos e incluso algunos árboles, como por ejemplo la espléndida haya roja (Nothofagus fusca) o una especie de coníferas de la familia de las podocarpaceae.
La visión de una Antártida parcialmente derretida y con abundantes restos de vegetación durante este inesperado periodo templado hace 15 millones de años ha sorprendido a los científicos, que no esperaban encontrarse con estas capas de sedimentos mientras analizaban los sedimentos helados.
No obstante, Sarah Feakins, bioquímica e investigadora principal del estudio, ha señalado que los datos obtenidos de esta etapa de súbito calentamiento en la Antártida pueden servir para comprender los cambios en el clima actual.
Fuente: http://ar.noticias.yahoo.com