Los perros ya no son sólo el mejor amigo del hombre, sino que también protegerían a los bebés de los trastornos respiratorios y las infecciones. Un equipo observó que los bebés de Finlandia que convivían con un perro o, en menor medida, con un gato pasaban menos semanas al año con infecciones del oído, tos o rinorrea.
Además, eran menos propensos a necesitar antibióticos que los infantes de hogares sin mascota. El equipo de la doctora Eija Bergroth, del Hospital de la Universidad de Kuopio, Finlandia, dijo que una explicación posible de este resultado sería que el polvo y los alergenos que trasladan los animales le hacen bien al sistema inmunológico de los niños pequeños.
Los autores estudiaron durante un año a los 397 bebés que nacieron en su hospital entre septiembre del 2002 y mayo del 2005; a las nueve semanas de vida, los padres comenzaron a registrar semanalmente el estado de salud de los niños y si tenían contacto con gatos o perros.
A partir de esos registros y un cuestionario final, el equipo determinó que el 35% de los pequeños había pasado la mayor parte de ese primer año con un perro y que el 24% había tenido la compañía de un gato.
Aunque sólo un tercio de las familias tenía un perro y muchas menos un gato, la mayoría de los bebés había tenido por lo menos algún contacto con un perro en su hogar durante el estudio. Más de un tercio había tenido contacto con un gato.
Antes del primer cumpleaños, 285 bebés habían tenido fiebre por lo menos una vez; 157 habían tenido una infección del oído; 335 había tenido tos; 128 habían tenido sibilancias; 384 habían tenido rinorrea, y a 189 se les había administrado antibióticos.
El equipo observó que el contacto con los perros, más que con los gatos, estaba asociado con menos períodos de enfermedad.
Por ejemplo: los bebés sin contacto con un perro en el hogar habían estado sanos el 65% de las semanas de ese primer año de vida, comparado con el 72-76% de las semanas entre los bebes que convivían con un perro.
Y estos últimos habían sido también un 44% menos propensos a padecer infecciones del oído interno y un 29% menos propensos a necesitar algún antibiótico. Los bebes que pasaron menos de seis horas por día con un perro fueron los que menos riesgo tuvieron de enfermarse.
“Una explicación podría ser que la cantidad de suciedad que los perros llevan al hogar sería mayor en esas familias porque (el animal) pasa más tiempo fuera de la casa”, escribe el equipo en Pediatrics.
Bergroth dijo por e-mail que el polvo y los gérmenes que traslada el perro harían que el sistema inmunológico de un niño madure más rápido, lo que le permitiría defenderse mejor de los virus y las bacterias respiratorias. Esa teoría se conoce como la hipótesis de la higiene.
“De distintas formas, (el estudio) está diciendo que con la exposición al entorno natural (…) el sistema inmunológico reconoce que no debe atacar a los alergenos comunes”, dijo el doctor T. Bernard Kinane, jefe de la Unidad de Neumonología Pediátrica del Hospital General de Massachusetts para Niños, Boston.
Bergroth comentó que no pudo descartar que quienes poseen un perro sean menos propensos a enfermarse por otro motivo, y no debido a la protección que brindan las mascotas.
Fuente: http://saludable.infobae.com/