En el experimento ratas olvidaron el camino para salir del laberinto por su mala dieta.
El alto contenido de azúcar en refrescos y alimentos industrializados se ha convertido en un gran problema de salud pública: su relación con enfermedades como el sobrepeso y el síndrome metabólico en poblaciones de menores de edad se le agrega un problema poco estudiado hasta hoy: la relación entre el consumo de azúcar y la salud mental.
Sucede que, en realidad el endulzante de bebidas y comida chatarra no tiene ya mucho que ver con el azúcar de caña que se adquiere en el supermercado. En realidad se utiliza una variedad llamada fructosa, que posee una composición química diferente al del azúcar. Sin embargo, en los últimos años, estudios han encontrado que la fructosa tiene una interacción distinta con el metabolismo, alterando la manera en la que se retienen los nutrientes en el organismo.
Por ello, los científicos Charles Young y Fernando Gómez-Pinilla en la universidad de California en Los Angeles se dieron a la tarea de analizar lo que sucedía en el cerebro cuando se le suministraban altas dosis de fructosa. Para ello suministraron una alimentación rica en esta sustancia a un grupo de ratas de laboratorio, mientras que a otro se le mantuvo con una dieta regular. Para registrar su desempeño, se les hizo pasar periódicamente por laberintos para que recordaran el camino de salida.
Así, tras cinco días de alimentación, los científicos hallaron que las ratas alimentadas con fructosa olvidaban el camino correcto de salida del laberinto respecto de sus compañeras que se alimentaban con la dieta normal. Al parecer, según el estudio publicado en la revista Journal of Physiology, la ingestión de fructosa altera los mecanismos que dan energía al cerebro de las ratas, disminuyendo la cantidad disponible para procesos mentales como la memoria.
Por ende, y aunque se requerirán estudios para validar esta teoría en humanos, quizá el mito de un refresco para llenar el cerebro de energía durante una sesión de estudio, puede no ser más que un mito contraproducente para él.
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