Apareció después de que un lago situado a unos 3 kilómetros bajo hielo y con tanta agua como la del Lago Ness se drenara de manera repentina. Y ahí estaba. El cráter más grande jamás visto, en la Antártida. El descubrimiento fue realizado por el satélite CryoSat de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El descubrimiento se dio por un fuerte interés de los científicos en las capas de hielo que cubren la Antártida, donde hay lagos de agua que no tienen una conexión directa con el océano. La intención es trata de entender el transporte de agua y la dinámica del hielo bajo la superficie congelada.
¿La importancia del descubrimiento? Cada lago subglacial es una nueva esperanza para encontrar vida marina prehistórica. Hasta el momento, se descubrieron 400 lagos en la base de la capa de hielo antártica.
Fuente: http://tn.com.ar