La escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en una mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa uno de los problemas del uso adictivo del servicio de mensajería instantánea WhatsApp: el desinterés por la vida real.
Un adicto a WhatsApp es aquel que es «capaz de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada», alerta el catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa, durante una conferencia en Tenerife.
La app puede provocar conflictos amorosos o malentendidos si sus usuarios la utilizan de forma irracional y como una herramienta de control, advierte el experto.
Cómo curar esa adicción
- Poner límites horarios para conversar desde WhatsApp.
- Abstinencia de entre uno y dos meses para luego volver a aprender a utilizarlo de forma racional, sin que altere al estado de ánimo y las relaciones con otros.
Según indica el psicólogo, el no ver la cara de la otra persona hace que los usuarios se sumerjan en reflexiones más intensas y espontáneas.
El especialista detalla que entre el 80% y el 90% de la población se conecta a internet por motivos de ocio y entre el 5% y el 9% realiza un uso inadecuado de esta herramienta.
El catedrático destaca la importancia de saber darle un buen uso a esta aplicación móvil, que de forma controlada puede ser útil y beneficiosa.
Fuente: http://america.infobae.com