El organismo humano cuenta con un sistema propio para limpiar los oídos. El cerumen acumulado tiende a secarse y a caer por su propio peso, arrastrando con él todas las impurezas que se hayan podido acumulado en el oído.
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1 Mójate los oídos en la ducha
Para limpiarte el oído sólo tienes que mojártelo en la ducha y limpiar las zonas externas del pabellón auricular, bien con una gasa o con una toalla fina. El conducto auditivo tiene un sistema de limpieza natural que hace que el cerumen que pueda acumularse se seque y se caiga, sin necesidad de utilizar ningún tipo de material, como pueden ser los famosos bastoncillos.
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2 ¿Bastoncillos? Lo justo
El uso de líquidos especiales, de los bastoncillos y la práctica de la irrigación pueden provocar, a largo plazo, el efecto contrario del que queremos obtener. Es más, los otorrinolaringólogos desaconsejan estos métodos radicalmente, ya que pueden facilitar la formación de taponamientos, infecciones, perforaciones y otros tipos de lesiones.
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3 No te olvides del otorrino
En el caso de que se te hayan formado tapones o tengas cualquier otra molestia, debes acudir rápidamente a tu médico.