Toma un pañuelo de gasa, suave y delicadamente perfumado. Tapa con él los ojos de tu pareja mientras rozas con la yema de los dedos todas las partes de su cuerpo, como descubriendo qué …..
Que cada día hacemos el amor más a la rápida y mecánicamente no cabe duda alguna. Por eso es que de vez en cuando debemos poner el freno de mano a nuestra vorágine y sumergirnos en el rito del sexo. En sentir, acariciar, mirar y respirar con tiempo. Y es que tomarse el tiempo de amar aunque sea una vez cada 15 días, permite mantener la llama en alto en una relación y retornan las mariposas en la panza que sentimos al besar al otro. Y para erotizar al máximo a la pareja en esos días es que existen algunas armas secretas que debes guardar bajo la manga para esas ocasiones.
Toma un pañuelo de gasa, suave y delicadamente perfumado. Tapa con él los ojos de tu pareja mientras rozas con la yema de los dedos todas las partes de su cuerpo, como descubriendo qué le excita realmente. Acerca tus labios a su pecho y sopla suavemente. Sorpréndelo con un beso ardiente y luego aparece en sus pies con caricias tiernas y delicadas. Que él nunca sepa qué viene después. Sus sentidos actuarán como un potenciador del deseo. Si tienes una pluma, pásala por su cuerpo por caprichosos caminos. Despertarás en él sensaciones únicas e inolvidables.
Acaricia con ella la planta de los pies. Esos leves cosquilleos son muy sensuales también. Y mientras acaricias con la pluma su pecho, besa su cuello mientras susurras ardientes palabras. Esta zona es muy sexual, pues une el tacto con el oído. Lame sus lóbulos, suspira, murmura, sopla el cuello húmedo. Insinúale cosas mientras tus manos acarician el vientre y sus brazos.
Que todo este juego se practique en un ambiente de ricos aromas y a media luz. La idea es que veas lo que haces y él se sienta observado. La oscuridad no es parte de este juego. Una vez que el deseo en ambos se haya elevado, ambos estarán incitados a seguir jugando. Háganle caso al instinto y liberen la libido en todas sus formas. Lo importante para erotizar es no ir directamente a los genitales, sino que hacer de la previa una ceremonia, un juego.
En este rito hagan parte zonas del cuerpo que no son habitualmente acariciadas. Besen la cara interna de los muslos, los glúteos, el ombligo y el vientre. Y no olvidar en este momento lo que sugiere el tantrismo: “Es más morboso apuntar a lo que se desea que hacerlo directamente; resulta más estimulante presionar levemente que apretar con fuerza, rozar que palpar, ya que la promesa sexual contiene una fuerte carga erótica”. Suerte en tu próxima ceremonia sexual.