Tiemblan las grandes cadenas hoteleras. En este preciso momento, un CEO del Hilton conversa con sus pares de Marriott y Starwoods y les pregunta, completamente desconcertado, como fue posible que miles de huéspedes potenciales hayan decidido cambiar las cinco estrellas y los chocolatitos debajo de la almohada por una cueva en Turquía, una casita arriba de un árbol en Suecia, o una celda compartida en Londres. Se trata de un nuevo fenómeno: los llamados “hoteles inusuales” que, además de alquilar cuartos -algo que ya no tiene demasiado misterio-, venden experiencias. Y cuanto más bizarras, originales y retorcidas sean, mejor.
Los hoteles siete estrellas demostraron que, en materia de lujo, queda poco por inventar. Canillas de oro, mayordomos respirando la nuca de los clientes, cuartos de 200 metros cuadrados y jacuzzis del tamaño de piletas olímpicas ya no alcanzan para satisfacer a cierta gente. En ese punto, cuando lo aspiracional se quedó sin aspiraciones, sólo queda volver a las lecciones de los viejos manuales de marketing. “Vender una experiencia es involucrar tanto el intelecto como las emociones del cliente al momento de la compra”, dice uno de los libracos más elementales sobre el tema. Y aquí encajan los hoteles inusuales, una moda que se extiende en los cinco continentes.
Existe una entidad que agrupa a varios de estos hoteles extraños. Se llama Unusual & Unique Hotels of the World (Uhotw) y su gerente regional para Iberoamérica, Erick Prillwitz, conversó con JOY para explicarnos cuál es su target y cuánto cuestan. “Es gente que quiere vivir una experiencia distinta. A nuestros clientes los une la curiosidad por lo inusual y suelen elegir el destino sólo porque el hotel está ubicado allí”, cuenta el directivo, y agrega: “Los perfiles son muy definidos porque cada cual ama una categoría temática distinta; por ejemplo, hay un público fanático de los hoteles en cárceles”.
EN ARBOLES, EN AVIONES, BAJO LA TIERRA
En cuanto a los valores de los cuartos, la Uhotw tiene fichados establecimientos que arrancan en los 18 euros -lo que cuesta compartir la celda en una ex prisión y Corte Suprema londinense- y trepan hasta los 2600 euros de una noche en el rancho Vista Caballo, al sur de Colorado, en Estados Unidos.
Según Prillwitz, existen cerca de mil hoteles inusuales en todo el mundo y lo que los define como tales es que “tienen que tener una historia para contar”. De todos ellos, sólo uno es argentino: Casa Margot Hotel Champañerie, en Mendoza, una bodega que sólo produce espumantes y tiene dos habitaciones para pasar la noche (a un precio de 250 dólares). “Para nosotros un hotel de vino es, de por sí, algo inusual”, justifica el ejecutivo.
En el resto del continente, Chile y México son los que más establecimientos “raros” tienen: como el Hotel Antumalán, en Pucón, construido en 1945 con un estilo Bauhaus, o el Majahuitas, un complejo de ocho casitas sobre el mar, en Puerto Vallarta, al que sólo se llega en bote.
LOS 10 MAS BIZARROS
Aquí va entonces el listado de los hoteles más inusuales del mundo:
1. Dormir en una cueva
El Yunak Evleri es un hotel ubicado en Capadocia (Turquía) y está compuesto por seis cuevas excavadas en los siglos V y VI, en donde se edificaron 27 habitaciones íntegramente talladas en roca. El complejo es un laberinto de pasadizos y los cuartos tienen muebles trabajados a mano, antigüedades otomanas y enormes baños de mármol. Por la tarde, el programa es ver la puesta de sol con grandes almohadones y al calor del fuego. El costo de pasar la noche aquí arranca en los 400 euros.
2. Sobre el lomo de un perro
El Dog Bark Park Inn, en Idaho (Estados Unidos) es un gigantesco perro de madera en el que funciona un bed & breakfast. Inaugurado en 1997, cuenta con dos habitaciones conectadas entre sí y decoradas con motivos caninos hasta en la sopa. Obviamente, sus dueños, Francis y Calvin, casados desde hace 15 años, son amantes de los perros. Una curiosidad: el baño se construyó dentro de una enorme toma de agua para bomberos. La noche cuesta desde 90 dólares.
3. En un avión
El Jumbo Hostel funciona en el aeropuerto internacional de Estocolmo, Suecia, y es un Boeing 747-200 de dos pisos. Tiene 25 habitaciones con baños y duchas compartidas. El cuarto más pedido es la cabina del piloto, que mira hacia las pistas del aeropuerto de Arlanda (el programa es quedarse ahí viendo cómo aterrizan y despegan los demás). En el segundo piso se instaló una cafetería. El precio de la noche: 40 euros.
4. En una prisión
Por 50 euros la noche puede uno cumplir la fantasía de ser privado de su libertad (y sí, hay fantasías para todos los gustos) y dormir en una cárcel. El hotel Clink78, en Londres, es la antigua Corte de Magistrados de la época victoriana, que se hizo famosa no sólo porque Charles Dickens trabajó y escribió entre esas paredes las aventuras de Oliver Twist sino también porque allí fueron detenidos y procesados los miembros del grupo de rock The Clash, acusados de disparar a palomas mensajeras. Cuenta con seis celdas-habitaciones, que se cierran con llave por la noche, y el Clashbar, inaugurado en octubre de 2008.
5. En un caballo de Troya
Este hotel está especialmente pensado para gente que se quedó enganchada con la leyenda del caballo de Troya, mencionado en la Odisea de Homero (aunque todos conocen la historia por haber visto al rubicundo Bratt Pitt haciendo de Aquiles, en el film Troya, repartiendo cachetazos a mansalva). El hotel La Balade des Gnomes, ubicado en Bélgica, fue concebido en el interior de un equino gigante, diseñado por un arquitecto y hotelero visionario llamado Mr Noël. Son diez habitaciones que evocan leyendas y cuentos de hadas de todos los tiempos y apuntan fundamentalmente a un público familiar. El costo de la noche: 145 euros.
6. A 155 metros bajo tierra
Está claro que este no es el hotel que elegirían los famosos 33 mineros chilenos que en 2010 quedaron atrapados a 700 metros bajo tierra. Porque el Sala Silvermine Underground Suite, a 120 kilómetros de Estocolmo (Suecia) funciona en una mina a 155 metros bajo tierra. Es frío (la temperatura ambiente es de dos grados), húmedo, oscuro y absolutamente bello, con vastas cavernas e increíbles lagos subterráneos. En su época gloriosa, esta mina generaba unas tres toneladas de plata al año. Hoy es un sitio misterioso con habitaciones que cuestan entre 100 y 250 euros y un bar restaurante llamado Marketenteriet. Un detalle: aunque esté tan lejos de la superficie, hay Wi Fi en todo el hotel.
7. En una obra de arte
Alojarse en el Propeller Island City Lodge, en Berlín, es como habitar una obra de arte. Según Erick Prillwitz, directivo de Unusual Hotels, es el hotel “más loco” del listado. Cada una de las habitaciones es única, como la de la cama voladora (que se apoya en una sola pata), la “habitación boca abajo”, la “habitación naranja”, el cuarto de los espejos, el cuarto ataúd o la jaula del león. La sensación que prima aquí es la de perderse en un cuadro surrealista o en el laberinto de Alicia en el País de las Maravillas. ¿El costo? 70 euros la noche.
8. En un palacio de sal
El Hotel Palacio de la sal, en Bolivia, está situado a orillas del Gran Salar de Uyuni, uno de los paisajes más bonitos de este país. Ha sido construido íntegramente con bloques de sal, al igual que sus pisos, de arena blanca y salada. Los hipertensos que quieren bajar el consumo de sal en su dieta la tienen complicada en este hotel, porque hasta las sillas, las camas, las mesas, los ladrillos y las esculturas están edificados con sal. El palacio está completamente aislado del exterior y no tiene conexión a teléfonos y móviles. Su restaurante sirve platos típicos del altiplano boliviano. Y hasta tiene una cancha de golf de nueve hoyos hecha con… ¡sal! Pasar la noche, a 3.650 metros sobre el nivel del mar, tiene un costo de 100 dólares.
9. Arriba de un árbol
La casita del árbol es una fantasía que tienen todos los chicos. Pero los adultos ahora también pueden ponerse a la par de sus crías y dormir con ellas sobre la copa de un gigantesco árbol, en Harads, Suecia. El hotel cuenta con varias cabañas en las alturas y un sauna que funciona sobre uno de los árboles. Según sus dueños, se trata del “ambiente propicio para la relajación y el pensamiento filosófico”. Los cuartos, con forma de nido de pájaro, se camuflan en la naturaleza y sus grandes ventanales son ideales para el avistaje de pájaros. Cuesta 390 euros la noche.
10. Como un hobbit
Si uno quiere sentirse como Frodo en El Señor de los Anillos (un hobbit, con todo lo que eso implica), tiene que alojarse en el Woodlyn Park, en Waitomo, Nueva Zelanda. Un viejo vagón de tren de 1950 y un avión fueron remodelados para emular el refugio de un hobbit en el medio de la montaña (hay que entrar agachado a los cuartos porque todo está construido a la medida de un enano). A la tardecita, los dueños del hotel se apelotonan frente al fuego para contar a sus huéspedes historias de hobbits, anillos diabólicos y fechorías varias de estos diminutos personajes. Pero ojo: el precio no es tan diminuto. Ser hobbit por una noche cuesta 450 euros.
Fuente: www.planetajoy.com