La búsqueda de atención adopta muchas formas, pero las personas que mienten en foros online con historias de niños enfermos emplean una de las más dolorosas, escribe Jolyon Jenkins.
La pequeña Charly Johns era una luchadora.
Sólo tenía seis años y padecía de cáncer, pero batalló con determinación. Entraba y salía del hospital según empeoraba o mejoraba su condición.
Era difícil para su madre, Ana. Ella se unió al foro online de una conocida organización no gubernamental en el Reino Unido, Macmillan, dedicada a apoyar a los enfermos de cáncer.
Ahí encontró la ayuda y la comprensión de personas que sabían exactamente por lo que estaba pasando.
Por dos años, Anna los tuvo al día sobre el progreso de Charly.
«En general, está bien», escribió. «Está feliz y animada. Siempre es la primera en reírse de cualquier cosa, y la última en detenerse. Nadie podría adivinar por lo que ha pasado los últimos 14 meses».
En noviembre del año pasado, Charly perdió su batalla por la vida. En el foro de Macmillan hubo una avalancha de mensajes de condolencia. Algunos escribieron poemas en memoria de Charly. Otros se pintaron las uñas rosadas, de acuerdo con su último deseo. Incluso hombres.
No existían
Pero todo resultó ser una mentira. Charly no existía. Ni tampoco Anna.
Todo era una patraña, descubierta cuando se supo que la iglesia en París donde supuestamente se llevaría a cabo el funeral de Charly no tenía ningún registro de ella.
La autora de la mentira era una adolescente. Las fotos de «Charly» eran de ella misma, más joven.
El psiquiatra estadounidense Marc Feldman ha descrito este comportamiento como «Münchausen por internet» (MBI, por sus siglas en inglés), similar al conocido síndrome Münchausen, en el cual una persona se inventa enfermedades para atraer atención y simpatía.
No es exagerado decir que hay una epidemia de MBI, y que ésta destruye la confianza en que se basan estos foros.
Algunas veces las mentiras son increíblemente elaboradas. «Cara», en la costa oeste de Estados Unidos, mantuvo un blog en el que detallaba su lucha contra el cáncer, así como el VIH, la anorexia y problemas cardiacos.
«Cara» publicó fotos suyas en una cama de hospital, usando una máscara de oxígeno y conectada a una sonda, así como un video en el que se la veía con problemas para hablar debido a su condición neurológica.
Se convirtió en buena amiga de dos mujeres, una de las cuales, Lauren, se mandó a tatuar el nombre de Cara en el brazo. Pero todo era un engaño.
Durante las últimas semanas ha habido informes de que Cara ha resurgido como «Mollie», una adolescente británica que atraviesa un embarazo difícil. Los estafadores tienen el hábito de aparecer de nuevo, con disfraces renovados.
Mal hábito
El embarazo y el parto les ofrecen un territorio fértil. Hay casos de mujeres que hurtan los ecosonogramas de otras para ponerlas en internet, y que hacen insinuaciones en foros relacionados con aborto involuntario para obtener detalles anecdóticos que después pueden usar como propios.
El caso más extraño, quizás, es el de Rebeccah Beushausen, en Chicago, quien no sólo fingió estar embarazada, sino que fabricó fotos de su bebé recién nacido, utilizando una muñeca super realista.
Rebeccah tenía motivos ideológicos: de creencias cristianas y antiaborto, quería mostrar que era posible completar un embarazo aún cuando se padeciera de un problema genético severo.
Fieldman cree que en general el MBI es igual al Münchausen clásico, aunque en un nuevo escenario.
En algunos casos eso es verdad. Hablé con una mujer, a quien llamaremos «Amy», que había estado engañando a gente en foros por años. Primero se hizo pasar por alguien con cáncer. Después pretendió ser una joven víctima de abuso sexual. Así se hizo amiga de, y engañó a, una mujer de mayor edad por seis años.
Pero aún antes de que existiera internet, Amy había estado fingiendo tener problemas médicos. Ella dice que el problema se remonta a su infancia.
«Cuando tenía nueve años y medio, nació mi hermana con parálisis cerebral. Me sentí abandonada por mi madre, así que fingí un examen de la vista para que me dieran lentes, igual que mi hermana», dice.
Amy está ahora en terapia, y cree que ha abandonado el mal hábito para siempre.
Comparado con la versión clásica, el Münchausen por internet es fácil. No hay necesidad de engañar a médicos.
Le da a quien lo comete una fuente rápida de atención, un sentimiento de que es valorado, sin que realmente haya hecho algo para merecerlo.
Pero así como los que cometen fraude online sueñan con hacer dinero fácil, estas personas anhelan la atención fácil. Se trata, quizás, de otra forma de fraude: uno emocional, en vez de financiero. Y no es fácil tratar con estafadores emocionales.
Fuente: http://www.bbc.co.uk