Tras escribir el currículum, dejarlo en una Web de empleo y diseñar la carta de presentación, llega la hora de la entrevista.
Hasta la entrevista, la planificación de la búsqueda de empleo se centra en el trabajo «de puertas adentro». Escribir currículos, escoger empresas o introducir tus datos en una página Web describiendo tu perfil es una tarea que puedes hacer sentado frente a un ordenador personal. Pero cuando superes con éxito todas estas etapas, llegará el momento en que tengas que enfrentarte a un seleccionador; es decir, de salir a la realidad del mundo laboral, la empresa que demanda un puesto.
Aquí van algunos consejos.
Si has enviado una carta de presentación, ésta habrá hecho las veces de tarjeta de visita, pero no por ello debes descuidar tu imagen física ni escatimar energía en mejorar la impresión que hayas causado.
Por lo tanto, el primer punto es la puntualidad: llegar tarde a la primera cita no es buena señal. Localiza con tiempo el lugar al que te diriges y el camino para llegar. Calcula el tiempo que puedes tardar y sal con algo de adelanto. Si crees que vas a encontrar dificultades para encontrar el lugar, consigue un plano y revísalo antes de salir. No olvides llevar apuntada la dirección y un teléfono de contacto; toda precaución es poca.
Al igual que al escribir tu currículum y la carta de presentación, debes tener en cuenta al receptor, la empresa que te recibe. Adecua en lo posible tu imagen a lo que se espera para el perfil al que aspiras. Cuidado; eso no significa que tengas que traicionarte a ti mismo: mantén tu estilo, en lo posible, y muestra cierta flexibilidad. Por supuesto no todos los puestos requieren el mismo esmero en el atuendo. Simplemente, dedica un par de minutos a pensar en ello y actúa en consecuencia, con la moderación como premisa. Si eres aceptado, ya tendrás tiempo de demostrar cómo eres.
La premisa de acudir limpio y aseado a la entrevista no sobra por obvia, ya que cuidar de tu imagen también significa ser previsor: una mancha a destiempo justo antes del encuentro puede dar al traste con él. Evita «situaciones de riesgo», sin ser obsesivo, y localiza una tintorería «por si las moscas».
Aunque la empresa ya tenga referencias tuyas, lleva siempre contigo copias limpias de tu CV. Podrás ampliar la información que les remitiste o explicar pormenorizadamente tu proceso formativo o profesional.
Además de esto puedes preparar algo más de información, que sirva de apoyo al CV. Párate a pensar cuáles son tus mayores capacidades y aptitudes, tanto profesionales como personales, y qué puntos fuertes puedes resaltar en la entrevista. Conviene armarse de bolígrafo y papel para tomar notas antes y después: pueden serte útiles en el momento menos esperado.
Quienes se dedican a la selección de personal saben que lo importante no es siempre el currículum, hay que ver a la persona que está detrás.
Después de tomar las medidas necesarias para dar una imagen adecuada o una buena primera impresión en la entrevista, queda demostrar lo que somos. En ello estará la clave de nuestro éxito.
En primer lugar conviene tener claro cuál es el perfil que se requiere y cómo es la empresa a la que acudimos: esta precaución nos ahorrará un precioso tiempo y la empresa lo agradecerá. Además se pueden evitar así situaciones incómodas o frustrantes para ambas partes. Un poco de investigación en la red nos permitirá encontrar algunos datos sobre el sector al que nos dirigimos y con un poco de suerte la propia empresa se definirá en su Web corporativa. Algunos portales de empleo como Monster.com ofrecen incluso la posibilidad de conocer de cerca la empresa demandante a través de webcast, una ventana de video que muestra una entrevista a directivos y un perfil de la entidad.
Una vez comprobado lo que demanda la empresa sólo queda demostrar que se lo podemos dar.
Normalmente, las empresas no buscan sólo una persona con conocimientos, sino sobre todo con aptitudes. No es casualidad: los conocimientos se pueden adquirir, sin embargo las aptitudes son mucho más difíciles de asimilar. Se es o no se es. Para el entrevistador conocer esas habilidades es el objetivo ya que no se suelen incluir en el CV.
Estas aptitudes, actitudes y habilidades son lo que en Recursos Humanos se llaman valores intangibles, y que están muy relacionados con la archi-nombrada inteligencia emocional (Goleman). Pero ¿cuáles son las más requeridas, las que la mayor parte de las empresas busca en los candidatos?
Si tuviéramos que definir a una persona «entera», podría decirse que esa descripción forma parte fundamental del perfil más solicitado hoy en día. La entereza, la madurez, la coherencia, la capacidad de empatía, la capacidad de socialización, la responsabilidad, la capacidad de adaptación, la responsabilidad, la amabilidad y el civismo son algunos de los caracteres que definen ese perfil. Si a esto le añadimos elementos de marketing y empresa como la capacidad de identificación y entusiasmo con un proyecto, el corporativismo o la imagen de marca y aptitudes para el trabajo en equipo así como una considerable dosis de iniciativa, innovación y creatividad, tenemos el perfil completo.
Dejemos que el CV muestre nuestros conocimientos y durante la entrevista demostremos que todos estos conceptos no nos son ajenos. Si somos capaces de transmitírselo al entrevistador, estaremos más cerca del puesto.
Fuente: http://yahoo.plan-carrera.monster.com.ar/