Es tan sólo una semana. En el mejor de los casos, quince o veinte días, sin embargo, son probablemente los más esperados del año. El momento del descanso se llena de expectativas y alegría en los días previos, pero la vuelta de campana llega tan sólo unos días después, cuando el momento del regreso al trabajo se vive para algunos de manera angustiante o estresante.
Un cambio brusco en la rutina relajada y alejada de las preocupaciones puede rápidamente borrar el efecto de descanso de las vacaciones pocas horas después de llegar al trabajo, pero hay técnicas para lograr que la transición hacia la rutina laboral se vuelva más gradual:
- 1) 24 horas de adaptación: no es recomendable llegar de vacaciones pocas horas antes de retomar el trabajo. Se estima que para que sea menos traumático, cuerpo y mente necesitan al menos un día de acomodamiento a la rutina de la casa, la ciudad y luego el ritmo laboral.
- 2) Predisponerse positivamente: puede sonar imposible, pero volver convencido que el regreso será pesado, hace probable que así sea. Una buena forma de evaluar la vuelta es entender que el trabajo fue lo que hizo posible irse de vacaciones, de manera de percibir las obligaciones laborales no como obstáculos sino como medios para disfrutar de nuestra vida y recomenzar un ciclo que culminará con unas nuevas vacaciones.
- 3) Retomar la comunicación con los compañeros: una comunicación fluida con los pares hará más liviana la transición de los primeros días. Algunas reuniones informales con los colegas, tal vez compartiendo anécdotas o algún presente traído del viaje, permitirán tener una idea rápida de lo que ha sucedido en ausencia, paso previo necesario a la elaboración de la agenda.
- 4) Estructurar de manera progresiva las responsabilidades: la reanudación gradual genera una sensación de control que contribuye al equilibrio. Es importante comenzar con las tareas más sencillas y de rápida resolución para volver a acostumbrar a la mente y al cuerpo a la rutina. Se estima que a más tardar a las 72 horas de regresar al trabajo, ya se alcanza el ritmo normal.
- 5) Expectativas a corto plazo: al menos durante la primera semana, es recomendable estructurar la agenda alrededor de objetivos concretos. Si es necesario diseñar la agenda para los próximos días, dejar las reuniones y decisiones más importantes para la segunda semana luego del regreso.
- 6) Gestionar los correos electrónicos en orden cronológico inverso: empezar por el más reciente y terminar con los más antiguos, lo que asegurará no comentar o responder sobre asuntos ya resueltos. También ayuda agruparlos por «Asunto/Subjet», para gestionarlos por tema. Una buena forma de volver gradualmente a la rutina es priorizar el orden de los mails.
- 7) Ayudas memoria: como la concentración puede tardar en recobrarse, es conveniente usar recordatorios para las tareas más importantes de los primeros días. Con el avance de la semana, ir resolviéndolos progresivamente hasta alcanzar la agilidad cotidiana.
- 8) Breaks: teniendo en cuenta que se viene de una falta casi total de rutinas, es aconsejable no entrar de lleno a la rutina laboral. Hasta que cuerpo y mente se acostumbren, es útil tomar recreos para tomar un café o mantener una charla con los compañeros.
- 9)Cumplir horario: llegar a horario y no retirarse más tarde, ya que esto haría más difícil aún conservar el efecto de las vacaciones. El organismo «extraña» los momentos de ocio, por lo que los primeros días es importante conservar ese espacio lo más posible.
- 10) Sumar nuevos hábitos: tener identificada una actividad que gustaba hacer en las vacaciones y sumarla a la rutina diaria ayuda a no sentirse tan lejos de las vacaciones: desayunar leyendo diarios o revistas, realizar alguna actividad física o algún paseo a la salida del trabajo contribuye a que el «efecto vacaciones» pueda alargarse, al menos los primeros días.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/