Hacer garabatos proporciona un gran placer a los niños, desarrolla su madurez y es un modo de expresar sus vivencias.
A partir de los 12-18 meses, tu hijo ya dibuja rayajos en un papel de forma casual y con 2 o 3 años aprende a dirigir el lápiz por donde quiere. A esta edad, la amplitud y la presión de los garabatos en la hoja ya reflejan su carácter:
La predominancia de curvas y círculos desvela un carácter dulce y conciliador. Las rectas y las flechas indican competitividad, fuerza y capacidad de decisión.
La presión fuerte indica audacia y determinación , aunque también puede denotar una agresividad que suele ser pasajera. La presión débil indica sensibilidad y, a veces, una baja autoestima.
Los tachones pueden indicar un conflicto pasajero, como celos de un hermano, tozudez o rebeldía.
Los trazos muy amplios y que ocupan toda la página son signo de expansión y generosidad.
Los dibujitos pequeños y los trazos cortos denotan introversión.
Fuente: http://www.crecerfeliz.es