Las manos han ejercido a la largo de la historia una poderosa atracción. Pensando en ellas se diseñan joyas y son el primer vehículo de contacto entre los seres humanos. Pero, también, la manos ha sido objeto de culto y veneración y a través de los surcos que modelan su superficie se ha querido desentrañar los insondables caminos de la vida. La quiromancia es ese arte cuyos orígenes se remontan a la tradición hindú y que todavía en la actualidad sigue intentando descifrar nuestro incierto destino.
Manifestaciones de este culto a las manos aparecen en las representaciones pictóricas halladas en cuevas del Paleolítico a lo largo de Europa, África, Australia y Nueva Guinea. Misteriosas huellas que en ocasiones aparecen rodeadas de color (negativos de manos) o impregnadas de pigmento colorante, aparecen como manifestaciones del valor totémico que el hombre primitivo confería a las manos.
Sin embargo, es generalmente aceptado que la quiromancia nació en la India, donde los hindúes consideraban la palma humana sagrada y le atribuyen cualidades divinas. Se han encontrado escritos relacionados con el estudio de la mano en la India que datan del año 2000 a. C.. Con la expansión de las enseñanzas hindúes en otras tierras se difunde también el arte de la quiromancia, posiblemente debido a sus primeros y principales divulgadores, los gitanos.
DESENTRAÑANDO MISTERIOS.
En la mano nos encontramos con dos tipos claramente diferenciados de líneas: las líneas de flexión (o principales) y las líneas accesorias. Las líneas principales se forman durante la octava semana de vida del feto, siendo la tenar la primera en aparecer, seguida de la transversal superior y la transversal inferior. Esta configuración de líneas, se puede decir que es genérica y a aparece en todas las manos con normalidad. Es el modelo denominado popularmente «M».
Sin embargo, existe una línea fundamental que no siempre aparece en el esquema básico, se trata de la línea longitudinal larga que a veces aparece durante la gestación y otras a lo largo de los primeros años de vida. Aunque no siempre está impresa en la mano, se la considera dentro del grupo de las principales por la importancia que tiene en su lectura.
El segundo grupo de líneas revelan tal variedad de diseños que es difícil realizar una clasificación general, aunque sí hay un determinado número de ellas que sí presentan una posición relativamente estable. No se deben asociar esos pequeños surcos con el trabajo manual de la persona, muy al contrario estas suele aparecer en manos de personas intelectuales o sensitivas.
La asociación de la línea tenar con la longevidad de la persona ilustra varias lecturas dependiendo de su diseño. Línea larga y completa es sinónimo de vida larga y viceversa. La presencia de una rotura por otra línea expresa peligro de muerte.
Un primer vistazo a la mano nos podrá dar una idea de por dónde dirigir nuestros pasos en la adivinación. Por ello hay que tener presente que las líneas son conductoras de energía de una parte a otra de la mano, por lo que hay definir cuál es la parte de la mano donde hay una mayor condensación de líneas y también observar hacia dónde se dirigen, lo que nos ofrecerá la posibilidad de determinar con cierta facilidad los planos de mayor predominio.
Para precisar más nuestra visión quiromántica habrá que tener en cuenta la calidad del trazado. Cuanto más uniformes y claras sean, y cuanto menos cruzadas, rotas y llenas de islas estén, mejor será la línea, más fácil el paso del fluido mental y vital.
Líneas anchas y claramente trazadas expresan dinamismo tranquilo, ritmo lento e inercia. Líneas estrechas y finas expresan vivacidad psíquica, irritabilidad, excitabilidad, ritmo rápido.
Las líneas profundas muestran una persona con decisión y resistencia, concentración. Si son superficiales y de trazado irregular muestran falta de vitalidad y dinamismo, propensión a depresiones. Si, además, la mano muestra líneas confusas y en profusión, indicará perturbación o desequilibrio.
LAS PRINCIPALES LÍNEAS DE LA MANO.
La línea tenar está causada por los músculos del dedo pulgar, y su punto de partida suele ir unido al de la transversal inferior, entre el dedo pulgar y la base del dedo índice, se curva luego hacia la palma y rodea toda la eminencia tenar. Tradicionalmente, la quiromancia la ha relacionado con la fortaleza física, la vitalidad general y la salud, hay que tener en cuenta que se asocia con el dedo pulgar de la mano.
Esta línea falta en elementos con un pulgar rudimentario, hipoplástico o inhábil. Si la línea está bien trazada, es larga, continua y profunda reflejan vitalidad y energía, constitución fuerte. Si, al contrario, es fina y poco clara es señal de una constitución delicada y nerviosa.
LÍNEA TRANSVERSAL SUPERIOR O TRANSVERSAL DISTAL (CORAZÓN).
Generalmente ha sido asociada con el plano afectivo y emocional y con el corazón físico.
Esta línea se localiza entre la transversal inferior y el espacio entre la raíz de los cuatro dedos. Comienza normalmente en el lado radial de la mano con una o más ramas en el espacio entre los dedos índice y medio, formando así una curva suave que se prolonga hasta la percusión. Si posee esta forma se trata de una persona con un temperamento cálido, generoso y emocionalmente sensible y abierto. Por el contrario si prosigue casi recta hacia el lado radial de la mano se interpreta como indicativa de frialdad emocional.
La línea transversal superior debe en realidad estudiarse en unión de la transversal inferior, ya que ambas dependen de los movimientos flexores de los cuatro dedos, aunque la superior posee mayor conexión con el movimiento del dedo índice.
LÍNEA TRANSVERSAL INFERIOR O TENAR TRANSVERSAL PRÓXIMA (CABEZA).
Suele comenzar unida a la línea tenar de forma encadenada por espacio de algunos milímetros y luego se separa trazando una suave curva cóncava en dirección a la zona media de la eminencia hipotenar. Está línea está relacionada con la inteligencia.
LÍNEA LONGITUDINAL O MEDIA (SATURNINA O DEL DESTINO).
Esta línea que tradicionalmente en la quiromancia fue asociada con la muerte o el destino infausto de la persona, es la última de este grupo de líneas en hacer su aparición. Se produce como resultado de la flexión longitudinal de la mano y parte de la muñeca para proseguir en dirección al dedo corazón.
Se relaciona básicamente con el grado de adaptabilidad del individuo al medio ambiente. Cuando es larga y está bien desarrollada indica madurez porque le confiere a la persona adaptabilidad, decisión y perseverancia, tiene la habilidad de enfrentarse a la realidad.
Una persona con esta línea mal desarrollada es emocionalmente inmadura, indiferente y débil, se deja depender de las fuerzas del medio ambiente, convirtiéndose a veces en su víctima. Su ego está debilitado por lo que no es capaz de adoptar un rumbo claro en la vida.
Si la carencia de la línea implica un no reconocimiento de los deberes que impone el mundo objetivo, el tenerla bien marcada no indica que no haya dificultades en la adaptación, ya que la conciencia de la necesidad de integrarse crea conflictos entre nuestros impulsos instintivos y egoístas y las demandas a que nos obliga el mundo.
Fuente: EFE