Sin duda se puede promover el surgimiento de líderes grupales con estrategias adecuadas para tales fines.
Se trata de estimular a los niños en el desarrollo de determinadas aptitudes y actitudes que promoverían el surgimiento de líderes dentro del desarrollo natural de la infancia. Simplemente prestando atención a algunas cuestiones, generando situaciones en las que apelar a algunos recursos propios y revisar los no efectivos para promover construcciones más exitosas para el bien común.
Se considera liderazgo, a la habilidad de las personas para influir y orientar a otras hacia un objetivo, motivando además hacia el crecimiento. Estamos hablando en este caso del liderazgo positivo. Esto puede promoverse desde la infancia en el entorno familiar.
Una de las características fundamentales del líder es la seguridad en sí mismo. Esto se trasluce en el intercambio con otros. En la escuela, el club u otros grupos en los que el niño participa podemos observarlo.
Para ello podemos como adultos brindar herramientas para que los niños asuman roles protagónicos en sus grupos, como líderes positivos, motivando el ejercicio de recursos indispensables para este rol: la confianza, la valoración de las acciones grupales por sobre las individualistas y la educación en valores más cerca de la colaboración y alejadas de la competitividad.
Una buena etapa para comenzar a trabajar estas cuestiones es a partir de los 3 años, etapa en la que ya cuentan con el lenguaje, pueden compartir con pares en actividades comunes y comienza el desarrollo social propiamente dicho.
Para ello es importante tener presente que se trata de motivar, no de exigir ya que se cuenta con características personales de base que los niños pueden carecer y en este caso estaríamos perjudicando su día a día esperando de él lo que no puede.
Es allí donde el conocimiento de los padres de sus hijos es muy importante, como así también el respeto por sus características más singulares. Las actividades grupales son su escenario ideal.
En él se observará y motivará al niño a:
– Alentar a la participación grupal.
– Relacionarse con sus pares.
– Tomar un lugar protagónico en el grupo.
– Fomentar el pensamiento lateral: buscar diferentes maneras de resolver la misma situación.
– Brindarle oportunidades para demostrar sus habilidades dentro de un grupo.
– Generar estrategias beneficiosas para todo el grupo.
– Valorar la acción grupal y no la individualista.
– Promover la colaboración por sobre la competitividad.
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com