La pregunta que inquieta aún hoy a los padres más modernos y hace que éstos contesten muchas veces con evasivas o pretendan dejar el tema para otro momento, el que difícilmente llega, es la misma que hace muchos años incomodó a los papás o que ni siquiera en aquella época los niños se atrevían a formular. Por verguenza, por miedo, por algo de lo que no se puede hablar. Cómo se hacen los chicos?. Uno se atraganta y en la mayoría de los casos lo que obtienen los chicos son respuestas como: después te explico; mañana lo hablamos; todavía no estás preparado para eso, etc.etc.
Hablar de sexo nunca fue fácil. Y menos con los hijos. Y cuando las inquietudes son estimuladas por lo que ven en la TV o en Internet o en la esquina de la casa, ¿cómo conversar acerca de la homosexualidad, del travestismo, de la pornografía, la prostitución?
En estos días en el Gobierno de la Ciudad se está debatiendo un proyecto de ley para que se enseñe educación sexual en las escuelas. Si bien en los colegios porteños se dictan charlas sobre el tema, las mismas son asistemáticas y dentro de otras materias. Pero la polémica es tal que ya hace dos años que los diputados se enfrascan en arduos debates acerca del modo de tratar la cuestión en las aulas. La mayoría de los proyectos propone que comience en el primario.
Aquí las palabras del especialista: “Hay que hablar con palabras simples, sin opinar, sin adjetivar. Sólo describiendo. La descripción debe ser breve. Y luego esperar la siguiente pregunta”.
Indudablemente hay temas que son más difíciles que otros, ¿Qué pasa cuando no se sabe qué decir?. Es muy importante que la madre o el padre diga “no sé”, cuando realmente no sabe que argumentar. Es acto educativo de primerísimo magnitud. Por eso, afirma el Dr. Kusnetzoff,que los problemas son de los padres. No de los chicos que tienen una curiosidad absolutamente despojada de prejuicios, opiniones, de sesgos discriminatorios. Lo que no hay que hacer es poner la cabeza como el avestruz.
Pueden existir casos en que los pequeños no digan nada. Callan, aunque se topan con imágenes no aptas para todo público, en los avances de cine, donde esperan ver, por ejemplo La marcha de los pinguinos, que sí es apto para todo público. O simplemente vean publicidades violentas de series violentas, mientras toman la leche mirando los dibujitos de la tarde. O escuchen de soslayo al locutor hablar de un casamiento homosexual o hasta lleguen a verlo, con todo tipo de detalles en el noticiero del mediodía.
“Hay que esperar la pregunta y de lo contrario crear el clima para que surja”. Preguntarle al niño acerca de lo que vio, de su opinión.
Pero cómo desembrollar la cabeza de un niño, que por ejemplo tenga un compañero en el colegio cuyo padre tenga como pareja a otro hombre?
Hay que contarle que no sólo se juntan un hombre y una mujer. También existen casos en que lo hacen hombre con hombre y mujer con mujer. Se les puede decir que el padre de Juancito tiene como novio a otro hombre. Y nada más. De todos modos se les puede aclarar que existe una diferencia: que no pueden tener hijos. Se juntan, se tocan, se abrazan. Tienen mucha satisfacción pero no pueden tener hijos.
Y luego hay que esperar el siguiente cuestionario: ¿Pero cómo no pueden?. Porque sólo pueden tener hijos, una nena o un varón, cuando se juntan una mujer y un hombre.
Los padres deben dejar de lado los prejuicios.
Hay padres que dudan a la hora de permitir que sus hijos vayan a la casa de una pareja homosexual. En pleno siglo XXI ya no hace falta aclarar que la homosexualidad no es una enfermedad y que no es una actitud contagiosa.
Haciendo referencia a la Prostitución el sexólogo aconseja especificar que hay personas que se ganan la vida ofreciéndose para que otro disfrute de su cuerpo. Y que con los travestis sucede algo similar. Aclararles que así se los llaman a los hombres que se disfrazan de mujer. Y que hay quienes pagan por llevarlos a la cama. Es un trabajo que tienen que tener medio oculto, porque a diferencia de los animales, los seres humanos civilizados se ocultan para tener sexo. Se les debe explicar poquito. Cada chico tiene su propio tiempo de asimilación. Lo que no se debe es mentir o eludir, ya que esto es muy perjudicial para su desarrollo. El amor pasa por la verdad explicada en el nivel de cada chico
Nota publicada por el diario CLARIN, escrita por el Dr. Juan Carlos Kusnetzoff
Fuente: http://www.guiamamis.com.ar/