En la mayoría de pieles, sobre todo las de tendencia grasa, los puntos negros son una de las imperfecciones más antiestéticas y molestas, en especial en la zona T: frente, nariz y barbilla. Empiezan a aparecer en la pubertad, y al contrario que el acné, que suele desaparecer con la edad, tienden a hacerse más numerosos según pasan los años.
¿Por qué aparecen? Porque los poros van perdiendo la elasticidad, la capacidad para cerrarse y mantener fuera las impurezas. Si quieres mantenerlos a raya, puedes conseguirlo en solo cuatro fases. La primera de ellas es fundamental: limpiar tu cara a diario. Te maquilles o no, hazlo siempre con un producto específico para tu piel e insistiendo en las zonas problemáticas (como la mencionada zona T).
La segunda, no menos importante, es la exfoliación y la aplicación de una mascarilla purificante al menos una vez por semana. Una vez que tu cutis esté perfectamente limpio, utiliza un producto exfoliante.
Si la tienes sensible o delicada, evita aquéllos con grano grueso, así ayudarás a eliminar tanto las células muertas como las impurezas que se depositan en la superficie de la piel. Además, completa el tratamiento con una mascarilla a base de arcilla blanca o roja que purifique, absorba el exceso de grasa y cierre el poro.
El tercer paso es el uso de tiras específicas para los puntos negros (los ofrecen muchas firmas, entre ellas, Pond’s y Essence) que se adhieren sobre la piel y al retirarlas se llevan con ellas los puntos negros. En diez minutos (el tiempo que tarda en secarse), tendrás los poros limpios y sin rastro de puntos negros.
Por último, sobre todo si tu piel tiene tendencia a las imperfecciones, acude una vez al mes a tu centro de estética o al dermatólogo para una limpieza a fondo. ¡Notarás la diferencia!
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com/