Es una de las mujeres más poderosas del mundo empresarial estadounidense e internacional y presume de dejar la oficina a las 5.30 de la tarde para cenar, media hora después, con sus dos hijos y con su marido. Es la jefa de operaciones de Facebook, antes fue vicepresidenta de Google y dirigió la oficina del secretario del Tesoro de la Administración Clinton. Sheryl Sandberg ha decidido a que a sus 43 años puede dar lecciones sobre la reconciliación de trabajo y familia y se permite acusar a muchas mujeres de minar sus propias ambiciones antes de tiempo.
Mujeres, Trabajo y Voluntad de Liderazgo es el título del nuevo libro de Sandberg, que llegará a las librerías estadounidenses en marzo y que ha despertado la polémica desde la sede de Facebook en California hasta la reciente conferencia de Davos, Suiza. En él afirma, según extractos adelantados por varios medios, que las mujeres “raramente toman la decisión de abandonar su puesto de trabajo. En cambio, adoptan muchas decisiones menores por el camino, haciendo sacrificios que creen que serán necesarios para tener una familia en el futuro. De todas las maneras en que las mujeres retienen su potencial, quizás la más frecuente es que abandonan incluso antes de abandonar”.
El trabajo de Sandberg es un retrato de su trayectoria, marcada por su personalidad y por una sonrisa que no ha perdido a pesar de topar en muchas ocasiones con prejuicios -de hombres y de mujeres-. La empresaria compaginó su paso por la Universidad de Harvard, doce años antes de que Mark Zuckerberg creara allí Facebook, con un empleo como monitora de aerobic en el que aprendió a sonreír rutina tras rutina. Allí sacaría también alguna nota raspada para enterarse después que en la oficina de admisión de estudiantes apostaron por ella “por su personalidad”, no por sus habilidades, a pesar de que siempre había sido brillante.
Su matrimonio a los 24 años y un divorcio a los 25 le hizo sentir que “independientemente de lo que consiguiera a lo largo de la vida, siempre llevaría la letra ‘D’ marcada en el pecho”, pero Sandberg perseveró. Hoy afirma que se casó siguiendo el consejo de sus padres -”hazlo antes de que te quedes sin hombres”- y ahora advierte, siempre que tiene ocasión, que las mujeres “no deben casarse con el mejor hombre, sino el que sea mejor para ellas”.
Poco después de graduarse, el economista Larry Summers, secretario del Tesoro a finales de los 90, que había sido su profesor y mentor en Harvard, le contrataría como jefa de gabinete. Sandberg invita a mujeres jóvenes a aspirar tan alto como ella, lamentando que muchas encojan sus sueños incluso antes de licenciarse. “Esas mujeres todavía no tienen pareja y ya están encontrando un equilibrio entre su vida personal y profesional, equilibrio para unas responsabilidades que ni siquiera tienen aún”.
Sandberg explicó en Davos que el ascenso de las mujeres a las esferas más altas de las empresas -apenas representan un 10% de los líderes de las 400 compañías más importantes de EE UU- depende tanto de ellas como de los directivos. “Todos los departamentos de recursos humanos te sugieren que no tengas hijos. ¿Cómo vamos a contribuir a que avancen las mujeres si ni siquiera somos capaces de tener esa conversación?” dijo recientemente en Davos.
La directiva ha repetido este mensaje en anteriores ocasiones, en conferencias y discursos de graduación de universidades como Barnard College, en Nueva York, exclusiva para mujeres. Pero también admite, en una entrevista con PBS, que no siempre se ha atrevido a reconocer, ni siquiera a sí misma, que era bueno dejar su oficina a media tarde para disfrutar de una cena en familia. Todos los días. La competitividad del entorno laboral estadounidense, el imperativo constante de superación y productividad le empujaron a veces a demostrar su compromiso enviando emails a las cinco de la mañana y contestando otros a media noche. “Ahora dejo muy claro que a las 5.30 saldré de la oficina”.
Las palabras de la directiva están lejos de quedarse en una mera polémica. EE UU debate desde hace tiempo cómo garantizar una mayor representación de mujeres en los puestos más altos de las empresas, así como el acceso de más ingenieras y especialistas a sectores como el de la tecnología. Cada vez más voces reclaman una conversación honesta sobre las causas de que tantas mujeres con talento se queden en el camino y Sandberg, con su libro y una campaña online, está dispuesta a liderarla.
Fuente: http://elpais.com/