Que las pastas sin relleno son preferibles a con relleno es sabido. Que las secas tienen menos sodio que las frescas, también.
Ahora, hay una manera de comer un rico plato de pastas sin que eso implique necesariamente un abundante aporte calórico.
Lo que hay que tener en cuenta:
La elección de la salsa: elegir versiones más saludables de las salsas tradicionales. Por ejemplo, reemplazar la panceta por carnes magras o combinar la pasta con verduras al vapor o salteadas.
El queso rallado: dado que una cucharada sopera aporta 80 calorías, será preferible reemplazarlo por port salut
Decirle “no” al pan: evitar el pan será una buena medida para no agregar (más) hidratos de carbono. Eso sumado a que cuando “mojamos” el pan en la salsa comemos de más sin darnos cuenta.
Fuente: http://www.infobae.com