Neurocientíficos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, han demostrado que es posible implantar falsos recuerdos en el cerebro de ratones, y que muchos de los rastros neurológicos de estos recuerdos son idénticos en su naturaleza a la de la memoria auténtica.
«Tanto si se trata de un recuerdo falso o de uno verdadero, el mecanismo neuronal del cerebro que subyace a la recuperación de la memoria es el mismo», explica Susumu Tonegawa, profesor de Biología y Neurociencia del Instituto Picower del MIT y autor del estudio que publica Science. El estudio proporciona nuevas evidencias de que los recuerdos se almacenan en redes de neuronas que forman huellas en la memoria (los llamados engramas) a partir de cada experiencia que vivimos, un fenómeno que el laboratorio de Tonegawa demostró por primera vez el año pasado.
Los recuerdos episódicos son fruto de asociaciones de varios elementos, los objetos, el espacio y el tiempo. Estas asociaciones son codificadas por cambios químicos y físicos en las neuronas, así como por modificaciones en las conexiones entre las neuronas. Tonegawa y sus colegas son capaces de identificar las células que forman parte de un engrama de una memoria específica en una región del cerebro llamada hipocampo y reactivarla usando una tecnología conocida como optogenética, que permite activar o desactivar células selectivamente empleando luz.
Falsos recuerdos con luz
Por si fuera poco, el nuevo trabajo revela que esta tecnología permite intervenir en el proceso de la memoria mediante el control directo de las células del cerebro, concretamente implantando falsos recuerdos en los cerebros de los ratones. Para ello, los investigadores, colocaron a los ratones en una nueva cámara, A, pero sin ningún tipo de descarga y, cuando los roedores la exploraron, sus células de memoria se marcaron con canalrodopsina. Al día siguiente, pusieron a los ratones se colocaron en una segunda cámara muy diferente, B, y después de un tiempo, se les dio un choque leve en el pie y en el mismo instante, los investigadores usaron la luz para activar las células que codifican la memoria de la cámara A.
Al tercer día, los ratones fueron puestos de nuevo en la cámara A, donde ahora se quedaron paralizados, a pesar de que nunca habían sido sometidos a un ‘shock allí’. Actuó un falso recuerdo: los ratones temen la sala A por la memoria, porque cuando se les dio una descarga en la cámara B, estaban reviviendo el recuerdo de cuando estuvieron en la cámara A.
Por otra parte, esa falsa memoria parecía competir con una verdadera memoria de la cámara B, hallaron los investigadores. Estos ratones también se quedaron paralizados cuando se les colocó en la cámara B, pero no tanto como los ratones que habían recibido un choque en la cámara B sin tener la cámara A en la memoria activa.
Inmediatamente después de la retirada de los falsos recuerdos, los niveles de actividad de los nervios también fueron elevados en la amígdala, el centro del miedo en el cerebro que recibe información de la memoria del hipocampo, al igual que lo son cuando los ratones recuerdan un recuerdo genuino.
Fuente: http://www.muyinteresante.es/