En el pueblo de Bagnolo, al norte de Italia nunca pasaba nada, pero de repente Laura Maggi de 34 años, con su escultural figura y una ropa sexy, lo ha revolucionado todo.
Se cambió de atuendo, impuso su estillo a «El Café» y el lugar se ha convertido en un centro de ’peregrinación, al que acuden en masa, devotos, expectantes y calientes, hombres de toda edad y condición.
Y como una cosa, trae la otra, las féminas -primero de la comarca y ahora de toda Italia- han montado en cólera.
Cuenta el británico Daily Mail que la curvilínea italiana tenía ocho años en el oficio, pero nunca había recurrido a enseñar sus generosos atributos, y un día se levantó inspirada, se puso su ropa más ajustada, y «El Café» comenzó a a hacer caja y llenarse de clientes.
Laura trabaja siempre ligera de ropa. Llegan tipos de 100 kilómetros a la redonda. La congestión de coches constituye ya un problema en la zona, hasta el punto de que la alcaldesa, Cristina Almici, está considerando un plan de emergencia para limitar el tráfico en la zona: «Aquí el orden público está en riesgo».
Las malas lenguas dicen que la alcaldesa actúa por celos, porque hasta su marido es un habitual de «El Café».
No solamente Cristina Almici ve con preocupación lo que ocurre con el sexy bar y su aridente camarera.
En realidad, todas las esposas y novias de Bagolo Mella y de multitud de localidades a la redonda están disgustadas, furiosas.
Muchas, cada día más, han prohibido a sus maridos visitar «El Café», en cuyas paredes se exponen la fotos de un calendario de Laura Maggi en bikini o poses seductoras, un calendario que se vende como rosquillas.
Laura Maggi se muestra tranquila: «Lo siento por las mujeres, pero no es mi problema. Me han retirado el saludo. Son todas unas envidiosas».
Laura se ha hecho tan famosa, que es invitada a los grandes programas de la televisión italiana, donde con su carisma y belleza se ha ganado a los italianos.
Pero también hay mujeres casadas, que no están molestas con Laura Maggi, porque confiesan que desde que sus esposos van a «El Café», los maridos les hacen el amor más apasionadamente.
Será porque mientras le hacen el amor a sus respectivas parejas, los desaforados amantes están pensando en las curvas de la despampanante camarera.
Desde aquí y a la vista de lo mal que marcha la economía en casi todos lados y de forma singular en el sur de Europa, apoyamos las iniciativas empresariales que ayuden a mejorar las cosas, crear empleo y motivar el consumo.
Y si además, esto ayuda a mejorar la felicidad sexual en ciertos matrimonios muy necesitados de estímulo, pues bienvenido sea.
Laura es inspiración para muchos habitantes de Bagnolo, que se acercan al lugar, para admirar a una bella mujer que les ofrece un rato ameno.