“¿Y qué pasaría si todos nuestros esfuerzos para ser positivos todo el tiempo nos están haciendo desgraciados?”, se pregunta Oliver Burkeman.
El periodista inglés, radicado en Brooklyn, se sometió a diversas técnicas de autoayuda, impartida por libros y gurús que prometen la felicidad, como parte de su trabajo como columnista de The Guardian, en la sección “Esta columna le cambiará la vida”.
Fue así como conoció su “camino negativo” hacia el bienestar, que traduce en aceptar el fracaso, en vez de huir de él, y que quiso plasmar en su libro “The Antidote: Happiness for People Who Can’t Stand Positive Thinking” (El antídoto: Felicidad para personas que no soportan el pensamiento positivo).
Allí hace un recuento de sus “aventuras”, como dice, entre filósofos, psicólogos y maestros espirituales “que comparten una cosa: la creencia de que la verdadera felicidad no se logra con ’pensamiento positivo’ u optimismo incansable, sino al aprender a hacerse amigo del fracaso, inseguridad, pesimismo e incluso la muerte, y que el tratar tan fuertemente de ser positivos nos puede estar haciendo infelices. ¡No es un libro de autoayuda, pero espero que sea útil!”, comentó al medio español La Vanguardia.
Es como lo hacía Dostoievski, cuando niño, al atormentar a su hermano, peguntándole si podía dejar de pensar en un oso polar. Al hacer esto, explicó el periodista en Mumsnet Bloggers Network, lo único que podía imaginar éste último era en el gran animal blanco, demostrando que mientras más alguien se empecina en bloquear algo -lo negativo, en este caso-, más presente se hará.
“Este es un problema muy común de la mente humana: Te esfuerzas mucho por hacer algo, pero es precisamente porque lo intentas demasiado, que finalmente, fracasas. ¿Podría el mismo problema básico aplicarse a la búsqueda de la felicidad?”, se preguntó Burkeman, antes de afirmar que tal vez, la clave está en soltar esas ansias por ser felices y encontrar formas de aceptar la incertidumbre e inseguridad en la vida.
Según el inglés, estaría comprobado que el pensamiento positivo, visualizar el éxito como lo propone “El secreto”, o mirarse al espejo cada mañana para hacer “afirmaciones” buenas -como lo recomienda Louise Hay-, perjudican al ser humano y podrían disminuir su autoestima.
En cambio, aconseja apegarse a la costumbre de los estoicos griegos y romanos, quienes preferían visualizar el peor de los escenarios y ver cuán manejable sería éste. “Ellos sugerirían la técnica que llamaban ‘la premeditación de los males’: cuando se tiene por delante inseguridad y ansiedad, es a menudo tremendamente útil no focalizarse en el mejor escenario (línea del pensamiento positivo) sino más bien en el peor escenario (…) ¿Qué tan mal pueden ir las cosas, realmente? La respuesta puede ser ‘muy mal’, pero no será ‘infinitamente mal’. Con esa comprensión, nos podemos mover hacia adelante (…) y nerviosamente, y progresar algo para evitar el peor de los casos”.
Asimismo, explica en su libro que la meditación está acorde al “camino negativo” hacia la felicidad, ya que destinando apenas unos minutos al día, se logrará dejar pasar los pensamientos negativos, no anularlos, y coexistir con ellos de una forma tranquila, sin desesperación, para continuar con la vida.
“Hay una apertura y honestidad en el fracaso, una confrontación con los pies en la tierra con la realidad, que se puede echar de menos en la cima del éxito”, comenta, antes de explicar cómo el perfeccionismo que muchas personas aparentan padecer -cuando en realidad están orgullosos de quererlo- es un miedo que intenta evitar a toda costa pasar por la experiencia del fracaso.
“De forma extrema, es una forma agotadora y estresante de vivir permanentemente. Los investigadores han concluido que existe una mayor correlación entre el perfeccionismo y el suicidio, que entre la desesperanza y el suicidio. Parta adoptar plenamente la experiencia del fracaso -no solo tolerarlo como una piedra en el camino a la gloria- hay que abandonar este constante esfuerzo por no dar jamás u paso en falso, y relajarse”, comentó.
Otras maneras de alcanzar la felicidad por el “camino negativo”, es no tener la autoestima muy alta, ni visualizar las metas como ya cumplidas, ya que, como explica Burkeman, se le enviaría el mensaje equivocado al cerebro, que creería que el objetivo ya se cumplió. Por ende, no se esforzará en llegar hasta donde quieres, ni estará preparado para los problemas que puedan surgir en el camino.
Fuente: http://www.emol.com
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