Apareció Alfonso Severo, un testigo cuyo testimonio resultaría clave para el juicio por el crimen del joven militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. Severo se acercó a una remisería en el partido bonaerense de Gerli, ubicada en la calle Clemencial 153, para pedir ayuda. Estaba maniatado y presentaba síntomas de haber sido golpeado.
Los datos que podría haber aportado este jueves, cuando se lo esperaba en el juzgado, iban a revelar presuntas vinculaciones entre la Unión Ferroviaria, las patotas de Constitución y detalles sobre dónde se escondían las armas que se usaron en el ataque donde murió Ferreyra, en octubre de 2010.
Pasado el mediodía del jueves hallaron el auto de Severo, un Clio negro con el que el miércoles salió de su casa para visitar a su nieto. El vehículo estaba con la llaves puestas. Cuando lo abrieron, tras realizarle los peritajes, encontraron el documento personal, dinero y medicamentos.
Severo, de 50 años, fue gerente de la empresa Ferrobaires y debía declarar en la jornada en el juicio oral por el crimen de Ferreyra sobre cuestiones clave relativas a los vínculos entre la dirección de la Unión Ferroviaria (UF) y la patota que atacó a manifestantes de izquierda el 20 de octubre de 2010.
Ese mismo año, durante la instrucción, el testigo dibujó un croquis en el que revelaba cómo funcionaba la patota y explicó cómo se guardaban armas en talleres ferroviarios y se practicaba tiro. Esos datos se le iban a consultar en el proceso.
Fuente: http://tn.com.ar