Vanity Wonder tiene sólo 30 años y ya es una adicta a las inyecciones de silicona. Esta bailarina de Detroit, EEUU, que ha gastado 15.000 dólares en aumentarse de forma exagerada el trasero, ha revelado datos sobre el mercado negro de los tratamientos estéticos en un libro.
Vanity Wonder se inyectó por primera vez silicona en el trasero en 2006 y cree que ni siquiera era silicona, sino aceite de soja. Entonces, el negocio de las clínicas estéticas ilegales era muy secreto.
«Entonces todo era silencio. Había que buscar para encontrar estas cosas. Ahora, cualquier persona se inyecta con lo que compra en el supermercado de la esquina o en la gasolinera».
La mujer, madre de dos niñas, ha contado en el libro ’Shot Girl’, que se convirtió en ayudante de una de esas clínicas ilegales donde hacen este tipo de tratamientos, según publicó el ’Daily Mail’.
Allí vio toda clase de pacientes, desde una joven de 17 años llevada por una madre orgullosa hasta señoras de gafas bifocales y con dentaduras postizas.
La mujer no ha escrito un libro crítico sino explicativo para que no se generalice sobre las chicas que deciden modificar su cuerpo y las razones que las impulsan arriesgando incluso su salud.
«No es, como muchas personas creen, porque están tratando de complacer a un hombre o porque se deprimen profundamente. No hay ninguna razón común . Algunas mujeres se inyectan porque lo hacen todas las demás».
Vanity Wonder asegura que se siente satisfecha con su cuerpo, aunque ya dejó esta adicción.
«No es que me sienta feliz, pero me miro en el espejo y me encanta esto que soy», sentencia. «No he ido a prisión, tengo mis brazos y piernas. No he muerto a causa de esta estupidez que he hecho».
Fuente: http://www.telecinco.es/