En la estación más fría, el cuerpo parece reclamar alimentos de alto nivel calórico, que se traducen en kilos de más. Cómo responder a esos «pedidos» en forma saludable
Con la llegada del frío sentimos que, casi repentinamente, nuestro cuerpo comienza a “pedirnos” esos alimentos de los que en verano nos resultaba más fácil mantenernos alejados. Esto se debe a que, en esta etapa del año, el organismo requiere de una mayor cantidad de calorías para mantener la temperatura corporal.
Es precisamente en días como los que atravesamos cuando nos inunda el temor de recuperar todos esos kilos de más que habíamos perdido en los últimos meses, y rápidamente bajamos los brazos pensando que estamos condenados a terminar el invierno con exceso de peso.
La licenciada Susana Aranda (MP 1469) es nutricionista de Sanatorio Diquecito y destacó que “otros, al llegar el invierno comienzan a perder interés en el tema del cuidado de su figura y su salud, cosa que cambia cerca de agosto cuando comienzan a usar ropas más livianas y se dan cuenta de las secuelas que les dejó la alimentación descontrolada a la que se incurrió”.
Por qué nos tentamos más
“Frente a este panorama, lo ideal es no llegar a situaciones extremas de abuso de la alimentación, sino aplicar a tiempo todos aquellos cambios de hábito que nos ayuden a alimentarnos saludablemente durante los meses más fríos del año”, remarcó Aranda, quien aseguró que “para ello, es necesario entender antes que nada qué ocurre con el cuerpo cuando éste se encuentra en un ambiente frío”.
Lo que sucede es, ni más ni menos, que a menor temperatura ambiente, más debe trabajar el organismo para mantener la temperatura de equilibrio, lo que genera un gasto que requiere de calorías extras. “Sin embargo –insistió la especialista- no puede atribuirse a estos cambios el hecho de que la persona aumente de peso, puesto que esto podría evitarse si se ingirieran los alimentos adecuados para estas condiciones”.
“En rigor, pese a los mitos existentes, una de las principales causas del aumento de peso en el invierno es el abandono de la actividad física al aire libre. Por otro lado, se cae en el consumo de alimentos hipercalóricos tales como chocolates, salsas y guisos, en forma desmedida”, subrayó Aranda.
Y concluyó: “Si bien nuestro cuerpo buscará naturalmente un aumento de calorías, en realidad no es necesario que éste sea tan marcado, ni recurrir a alimentos hipercalóricos, sino a aquellos que den naturalmente sensación de calor“.
Consejos para mantenerse en forma
Uno de los principales consejos que dio la especialista para responder a las demandas del cuerpo en épocas frías sin caer en el exceso calórico, tiene que ver precisamente con orientar la dieta hacia la ingesta de estos alimentos que ayuden a mantener el calor corporal y faciliten la generación de energía, sin sobrepasar los límites adecuados de calorías necesarias.
Para ello, compartimos diez tips muy prácticos que cualquier pueda aplicar sin problemas en su hogar:
1- Reemplazar las ensaladas por panachés de verdura y las frutas frescas por compotas, que pueden comerse tibias. Combinar las verduras con legumbres (lentejas, porotos, garbanzos, etc) y reemplazar así algunos platos con carne.
2- Además de comer la fruta en compota, existen algunos “trucos” para aclimatar el cuerpo sin agregar excesivas calorías. Una de ellas es establecer la sopa como plato central, variando su preparación con el agregado de arroz, los fideos, la avena y la clara de huevo batida. Las sopas espesas deberán ser serán tomadas como plato único.
3- A nivel líquido, se sugiere tomar muchas infusiones calientes al día, para sumar al agua fresca, que de por sí es más difícil tomar sola con clima frío. Las infusiones no tienen calorías, si se toman con edulcorante.
4- Otra buena práctica es tomar caldos instantáneos, que si bien no tienen la consistencia suficiente para ser una comida central mantienen al cuerpo en temperatura, aportándole pocas calorías extras.
5- A nivel condimentos, se recomienda el picante, el pimiento. Estos dan la sensación de calor.
6- Los hábitos de alimentación no deben modificarse con el frío. No se deben aumentar las cantidades. Se debe mantener un buen desayuno y almorzar más fuerte que lo que ingeriremos en la cena. Sin embargo, esto es difícilmente aplicable en nuestra sociedad y por ello pretendemos al menos que la cena sea completa pero no pesada.
7- Cocinar mucho utilizando el horno, y aprovechando así su calor. Se pueden hacer desde tartas hasta carnes al horno con verdura.
8- Una barrita de chocolate amargo por las noches con una infusión, ayuda a calmar la necesidad de algo dulce de una manera sana (por los antioxidantes que aporta el chocolate amargo) y controlada en calorías.
9- Se puede utilizar en la merienda una rodaja de pan lactal (o similar en tamaño) con tomate y queso por salut descremado, y tostar para que se gratine al estilo mini- pizzeta. Esto da saciedad y ayuda a la sensación de calor corporal. Y si se acompaña con un té de arándanos, o té verde o de jengibre, tendremos una merienda súper completa.
10- Por último, y no menos importante, para mantenerse en línea durante el invierno se recomienda no abandonar la práctica de actividades físicas, situación que suele darse luego del verano. Estas no sólo mantienen al cuerpo ejercitado sino que se convierten en una fuente de regulación de la temperatura. En este sentido siguen siendo importantes las caminatas al aire libre, la bicicleta, la natación y cualquier tipo de deporte. Hay que ver la actividad física como algo no estacional.
Fuente: http://saludable.infobae.com