El acrónimo VIH significa: virus de inmunodeficiencia humana, que es el virus que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). El VIH (HIV por sus siglas en inglés) destruye gradualmente la capacidad de luchar contra infecciones y ciertos tipos de cáncer.
Las personas que son diagnosticadas con SIDA (AIDS por sus siglas en inglés) pueden tener lo que se conoce como infecciones oportunistas. Estas consisten en 26 enfermedades que ponen en peligro la vida, las cuales son causadas por virus o bacterias contra los que las personas sanas generalmente pueden combatir.
Si estás infectada con el VIH es posible que tardes diez años o más en desarrollar SIDA, incluso si no has recibido tratamiento, o puede que ocurra mucho más rápidamente. Pero con una terapia agresiva y adecuada a base de medicamentos, el pronóstico es mucho mejor.
No hay medicaciones que puedan erradicar el VIH, pero hay terapias que pueden ayudar a suprimir el virus, para que tu sistema inmune funcione durante periodos de tiempo más largos y retrasar así la aparición de infecciones graves y cáncer.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) estiman que entre 1.1 millones de personas en los Estados Unidos están infectadas por el VIH. Hay alrededor de 540,000 nuevas infecciones cada año, un 25 por ciento de ellas en mujeres.
La transmisión del VIH se considera un serio problema en la comunidad latina. Y es que los latinos se ven afectados de manera desproporcionada en comparación a otros grupos étnicos. Los latinos constituyen el 16 por ciento de la población en Estados Unidos, pero de acuerdo con un estudio del CDC de 2009, representan el 19 por ciento de las personas que se estima viven con VIH.
Otro reporte del CDC, indica que en 2010, los latinos representaron el 21 por ciento de las infecciones nuevas por VIH en los Estados Unidos. La tasa de infecciones nuevas por VIH entre los hombres latinos es más del doble que en los hombres blancos. Asimismo, la tasa de nuevas infecciones entre mujeres latinas es cuatro veces mayor a la de las mujeres blancas. (Los hombres latinos representaron el 79 por ciento de las infecciones nuevas en toda la población latina, y las mujeres un 21 por ciento).
¿Cómo se transmite el VIH?
El VIH se transmite a través de sexo vaginal, oral o anal con una pareja infectada, compartiendo agujas (o incluso rastrillos o cuchillas) con una persona infectada o de una madre a su bebé durante el embarazo, nacimiento o lactancia.
El VIH también se puede transmitir a través de una transfusión con sangre infectada. Ahora que todos los productos de la sangre son analizados y comprobados para ver si hay virus, y luego tratados con calor, el riesgo de infectarse por una transfusión sanguínea es muy pequeño.
¿Cómo puede afectar el VIH a mi embarazo y a la salud de mi bebé?
Ser VIH positiva crea más riesgo de sufrir complicaciones como parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino y nacimiento de un bebé sin vida, aunque estos resultados son más comunes en los países en desarrollo. El riesgo de complicaciones es más alto para las mujeres con casos más avanzados, cuyos sistemas inmunológicos están comprometidos.
También puedes contagiar el virus a tu bebé durante el embarazo, nacimiento o lactancia. Sin tratamiento, tu bebé tiene un 25 por ciento de posibilidades de resultar infectado.
Sin embargo, puedes reducir el riesgo de tu bebé a menos de un 1 por ciento si obtienes un tratamiento adecuado durante tu embarazo. Esto incluye vigilar tu carga viral, tomar los medicamentos apropiados, evitar ciertos procedimientos de embarazo, tener una cesárea si tu carga viral es demasiado alta y no amamantar.
Alrededor de 8,700 mujeres VIH positivas dan a luz cada año en los Estados Unidos. Pero gracias a las potentes nuevas medicaciones que ahora están disponibles, y a los cambios en la forma en la que se maneja el embarazo en mujeres VIH positivas, menos de 200 bebés resultan infectados por el virus anualmente. Este número podría ser incluso más pequeño si todas las mujeres se realizaran pruebas de VIH antes de concebir o al principio del embarazo, para que pudieran ser tratadas lo antes posible.
¿Debo hacerme pruebas de VIH durante mi embarazo?
Definitivamente. Si se halla que eres VIH positiva, tener el tratamiento adecuado puede reducir significativamente tu riesgo de transmitir el virus a tu bebé y es crucial para proteger tu propia salud.
Por estas razones, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos y otra serie de organizaciones recomiendan ahora que todas las mujeres embarazadas se hagan pruebas de VIH en su primera visita prenatal. Y si tienes riesgo de estar infectada con VIH, debes hacerte la prueba de nuevo en tu tercer trimestre (idealmente antes de que llegues a las 36 semanas). Por supuesto, las pruebas de VIH son algo voluntario, de manera que tienes derecho a rechazarlas.
Aunque lo mejor para ti y tu bebé es comenzar el tratamiento durante el embarazo, el tratamiento tardío es mejor que nada. Si no te han realizado pruebas durante el embarazo, o si tus resultados no se conocen, tu doctor puede recomendar una rápida prueba cuando te admitan en el hospital para el parto y nacimiento.
Finalmente, si no te han hecho la prueba, se puede realizar un examen a tu bebé tan pronto como sea posible después de nacer, ya que iniciar el tratamiento 12 horas después del nacimiento reduce el riesgo de que el bebé resulte infectado. Las pruebas al bebé son voluntarias en la mayoría de los estados de Estados Unidos, pero no en todos. En Nueva York y Connecticut, por ejemplo, las pruebas a los bebés son obligatorias si no se sabe si la madre es VIH positiva o no.
¿Cuáles son los síntomas?
Muchas personas no tienen síntomas una vez que resultan infectadas con VIH. Otras desarrollan síntomas temporales similares a la gripe, en las primeras semanas o meses después de haber sido expuestos al virus. Entre estos se incluyenlos siguientes:
- Fiebre.
- Dolores de cabeza.
- Dolor de garganta.
- Dolores en general.
- Fatiga.
Puede llevar años después de la infección el desarrollar síntomas más severos. Estos pueden incluir:
- Ganglios inflamados.
- Fatiga.
- Pérdida de peso.
- Fiebres frecuentes y sudor.
- Infecciones por hongos persistentes o frecuentes en tu boca o vagina.
- Sarpullidos.
- Pérdida de la memoria a corto plazo.
Durante este tiempo, la mayoría de las personas experimentan un declive gradual del número de células linfíticas CD4 en su sangre. Estas son células clave del sistema inmune para luchar contra las infecciones. Los adultos sanos tienen 1,000 o más de estas células por cada metro cúbico de sangre. Una vez que tienes menos de 200 o desarrollas una de las 26 enfermedades oportunistas, se considera que tienes SIDA.
¿Cómo se trata el VIH durante el embarazo?
En primer lugar, si ya estás tomando medicación para el VIH cuando descubras que estás embarazada, no debes de dejar de tomar esos medicamentos. Una interrupción del medicamento puede hacer que el virus se vuelva más resistente. De hecho, debes consultar con tu doctor inmediatamente.
Obtén cuidados apropiados
Es importante encontrar un doctor que tenga experiencia en tratar a mujeres embarazadas con VIH o buscar una clínica de atención prenatal para mujeres VIH positivas, que puede ofrecer un equipo de doctores, comadronas y otros proveedores de salud que cuidarán de ti.
Pídele al médico que te trata actualmente, o que está controlando tu VIH, que te dé una referencia o intenta llamar a tu departamento local de salud o a un centro médico grande cerca de ti para saber qué es lo que hay disponible. Si no puedes encontrar a un proveedor que se especialice en tratar mujeres embarazadas VIH positivas, al menos asegúrate de que la persona que te dé cuidados médicos durante el embarazo, trabaje muy de cerca con el doctor que trata o maneja tu VIH.
Las pruebas que necesitarás
Tu doctor hará pruebas de sangre a lo largo de tu embarazo para comprobar tu carga viral (la cantidad de virus que tienes en la sangre) y el conteo de células linfíticas CD4 (el número de células inmunes linfíticas CD4 que tienes). Los resultados de estas pruebas te ayudarán a determinar cuándo comenzar a tomar los medicamentos para suprimir el VIH (esto se llama terapia antirretroviral), qué tipo de terapia es la mejor para ti y si el régimen que estás llevando funciona o necesita ser alterado.
Si tienes una nueva infección o si los medicamentos que estás tomando no están funcionando bien, también tendrás que hacerte una prueba para ver si has desarrollado una forma del virus resistente. Si el conteo de tus CD4+ es demasiado bajo, te darán antibióticos para ayudar a protegerte para que no desarrolles una neumonía u otras infecciones. Al final del embarazo, tu carga viral ayudará a tu doctor a decidir si el parto debe ser mediante cesárea.
Tu doctor hará pruebas de sangre extra para detectar si hay anemia y también comprobará la función de tu hígado, electrolitos y otros indicadores para saber si estás teniendo una mala reacción a tu medicación. Con ciertos medicamentos comprobarán además, tus niveles de azúcar en la sangre. Te harán pruebas para saber si tienes otra enfermedad de transmisión sexual así como toxoplasmosis, hepatitis C, citomegalovirus y tuberculosis. Finalmente, te vacunarán contra la gripe, la hepatitis B y el neumococo, si no lo has hecho ya.
Elección del tratamiento
Tu tratamiento dependerá de los resultados de tus pruebas, tu condición clínica, lo avanzado que esté tu embarazo y si ya estabas tomando medicamentos antirretrovirales. Tu doctor tendrá en cuenta, la información que exista acerca de cualquier efecto potencial que la medicación pueda tener en tu bebé.
Decidir qué drogas usar, para tratar a las personas infectadas con VIH, es especialmente complicado durante el embarazo porque hay dos pacientes, la madre y su bebé. Sin embargo, existe un antiviral llamado zidovudina que es muy efectivo y previene la transmisión vertical hasta en un 70 por ciento.
No te darán ningún medicamento que pueda hacer daño a un bebé en desarrollo, pero no hay muchos datos sobre la seguridad de los medicamentos más nuevos, y por eso sus efectos no se conocen bien. Por otra parte, los efectos de no tratar el VIH son bien conocidos, y el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos recomienda actualmente que las mujeres reciban medicación, a no ser que los efectos negativos sean mayores que los positivos.
En todos los casos, tu médico debe informarte de los posibles riesgos, beneficios y puntos desconocidos en tus opciones de tratamiento e implicarte en el proceso de toma de decisiones.
Lo más probable es que tomes la combinación de medicamentos que mejor suprima el virus, evite las cepas resistentes y preserve tu función inmune. Mantener tu carga viral baja es importante no solo para tu salud, sino también para disminuir el riesgo de trasmitir el VIH a tu bebé.
No hay una combinación de drogas que se use para todas las mujeres embarazadas, pero la zidovudina (que también se conoce como ZDV o AZT) será probablemente una de ellas. El ZDV se ha estudiado y es conocido por disminuir el índice de transmisión. No solamente disminuye tu carga viral, sino que cruza la placenta y ofrece también protección directa a tu bebe también.
Dependiendo de tu situación, puede que tomes medicación al inicio del embarazo o puede que quieras esperar hasta el segundo trimestre cuando el periodo crítico de desarrollo de tu bebé haya acabado.
Si ya estás tomando medicación pero vomitas con frecuencia en el primer trimestre, y no puedes mantener toda la medicación sin vomitar, es posible que tu doctor te pida que dejes el tratamiento temporalmente, ya que tomar la medicación de forma inconsistente puede hacer que surja resistencia a los medicamentos por parte del virus. (Si, por cualquier razón y en cualquier momento durante tu embarazo, estás teniendo problemas para adherirte al régimen de medicamentos que te ha recetado tu doctor, asegúrate de informárselo de inmediato).
También necesitarás continuar tomando tu medicación regular durante el parto, junto con una dosis extra de ZDV intravenoso justo antes del parto y, además, le darán medicación a tu bebé al nacer.
Obtén buenos cuidados prenatales
Dependiendo de qué medicamentos estés tomando, puede que te hagan ultrasonidos periódicos para comprobar el crecimiento de tu bebé. Además de pruebas como perfiles biofísicos y pruebas no estresantes para determinar si tu bebé se encuentra bien, a partir del tercer trimestre.
Además de mantener todas las citas prenatales y de seguir de manera estricta el calendario de medicación que han diseñado para ti, es importante que te cuides de otras formas también. Fumar y usar drogas ilegales puede elevar el riesgo de transmitir el virus a tu bebé, una razón más para dejarlo. (Si necesitas ayuda, pídele a tu doctor que te dé más información).
Cuida de ti misma
Y asegúrate de practicar el sexo de forma segura. Tener relaciones sexuales sin protección puede infectar a tu pareja y te hace vulnerable a contagiarte de otra enfermedad de transmisión sexual, lo que puede ser arriesgado tanto para ti como para tu bebé.
Incluso si tu pareja es VIH positivo, también tendrán que usar condones porque existe la posibilidad de que tengan diferentes cepas del VIH que puedan transmitir uno al otro. Si resultas infectada con otra cepa puede haber un riesgo adicional tanto para ti, como para tu bebé.
Pon también atención a tu salud mental. Estar embarazada es algo estresante para cualquier mujer en el mejor de los casos, y mucho más para mujeres con complicaciones. Avísale a tu médico si te estás sintiendo con demasiada ansiedad o deprimida para que te pueda referir a un profesional de la salud mental, un grupo de ayuda para VIH o ambos.
¿Necesitaré una cesárea si soy VIH positiva?
En algunos casos, por ejemplo si tienes una carga viral alta al final de tu embarazo, está claro que una cesárea ayudará a evitar la transmisión de VIH a tu bebé.
Pero algunos estudios recientes sugieren que las mujeres con niveles de VIH menores de 1,000 y que toman una combinación de medicamentos, tienen un índice de transmisión menor del 1 por ciento, sin importar si es parto vaginal o por cesárea.
Así que para las madres con una baja carga viral, tener una cesárea no disminuye el ya de por sí bajo riesgo que existe de trasmisión. Y las cesáreas están ligadas a un riesgo de complicaciones más grande para la madre.
Si optas por una cesárea, esta se programará a las 38 semanas (una semana antes de que típicamente se programan las cesáreas).
¿Qué pasará después del parto?
Alrededor del primer día después de que tu bebé haya nacido, le harán pruebas para determinar si tiene el virus. (Las pruebas de anticuerpos VIH no serán fiables para tu bebé porque tus anticuerpos del virus pueden permanecer en el cuerpo del bebé hasta 18 meses después, y por esos se le harán pruebas directas del virus).
Alrededor del 40 por ciento de los bebés infectados dan un resultado positivo en su prueba después del nacimiento, un 90 por ciento dará positivo a las dos semanas y el resto pueden tardar unos meses.
Debido a que es crucial que los bebés infectados comiencen el tratamiento antirretroviral justo después de nacer, le darán medicación a tu bebé durante las primeras seis semanas, incluso si sus resultados iniciales eran negativos. Además, le darán medicación entre las cuatro y las seis semanas para protegerlo de neumonía.
Incluso si tu bebé no está infectado, puede que continúe siendo vigilado durante semanas y años para saber si ha habido algún efecto por haber estado expuesto a las medicaciones antirretrovirales cuando estaba en el útero. Si tu bebé está infectado, probablemente será tratado con una combinación de medicamentos para ayudarle a mantener el virus controlado.
Algunas mujeres infectadas con VIH tendrán que continuar con la terapia antirretroviral después del parto, y otras podrán dejarlo hasta que su condición cambie o los resultados indiquen que es necesario el tratamiento.
¿Puedo amamantar a mi bebé si tengo VIH?
No. Si amamantas a tu bebé corres el riesgo de transmitir el VIH a través de tu leche. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud, la Academia Estadounidense de Pediatría, los CDC y otras organizaciones aconsejan no amamantar si eres VIH positiva y hay una alternativa segura disponible.
¿Cómo puedo evitar contagiarme con el VIH?
Teniendo relaciones sexuales solamente con una pareja sexual que solo las tenga contigo y que se haya examinado y determinado que no tiene VIH. En caso contrario, usar condones de látex de forma correcta reduce mucho el riesgo de contraer VIH. Recuerda que solo debes usar lubricantes que están hechos a base de agua con los condones porque los que están basados en aceite crean agujeros en el látex.
Evita el contacto con cualquier cosa (como agujas o rastrillos) que pueda contener sangre de alguien que esté infectado.
Si hay una posibilidad de que hayas estado expuesta al VIH (o a otra enfermedad de transmisión sexual) durante el embarazo, informa a tu doctor de inmediato. Ciertas enfermedades de transmisión sexual pueden causar problemas de salud para ti y para tu bebé, y hacer que seas más susceptible al VIH.
¿Dónde puedo encontrar más información?
Las siguientes organizaciones ofrecen información sobre temas relacionadas con VIH como pruebas, referencias de doctores, noticias sobre el tratamiento, grupos de apoyo y defensa de derechos. Algunas están enfocadas exclusivamente a mujeres con VIH. Todas tienen fuertes directrices para proteger la privacidad de aquellos que utilizan sus servicios.
Fuente: http://espanol.babycenter.com/