La nota publicada en la revista brasileña Veja fue contundente: Rusia fue el único de los grandes países emergentes donde la expectativa de vida disminuyó en 2012 como consecuencia del consumo excesivo de alcohol. Y la señal de alarma no puede menos que encenderse.
En un contexto local en el que los hospitales reciben cada fin de semana cientos de jóvenes intoxicados y los accidentes de tránsito durante esos días se incrementan en las grandes ciudades, Infobae consultó al licenciado en Psicología Aldo Dománico, coordinador del Programa Nacional de Prevención y Lucha frente al Consumo Excesivo de Alcohol para saber cómo son los hábitos de consumo de alcohol en la Argentina.
«La Argentina no es un país aislado del resto del mundo y en la década del 90 hubo un cambio global del uso de la bebida», explicó el especialista, quien detalló que «se pasó de un patrón de consumo mediterráneo (relacionado con la comida familiar y centrado en el vino o la cerveza) a un consumo de bebidas destiladas de alta graduación alcohólica, como vodka o fernet».
«Además –prosiguió-, antes se tomaba en verano o épocas de calor, pero ahora se rompió ese código de ingesta y la bebida pasó a ser más de la noche y de los jóvenes».
Tras asegurar que en la actualidad no se consume alcohol de manera responsable, el titular del programa que forma parte de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud especificó cuándo el consumo debe considerarse problemático.
«Cuando una persona toma más de dos tragos diarios se dice que hace un uso nocivo del alcohol, mientras que el consumo se considera excesivo cuando en un período de tres horas alguien toma más de cinco tragos sin mediatizar comida ni agua», detalló el especialista, quien aclaró que al hablar de «tragos» no se refieren a cócteles sino a copas de bebida alcohólica.
Dománico resaltó que este consumo considerado excesivo es el que se observa en la ingesta adolescente y joven. «Y esto lleva a violencia, embarazos no deseados, descuidos, accidentes de tránsito», consideró.
Y si bien resaltó que «el adulto hace la misma ingesta pero no en la calle y por lo tanto no se visibiliza tanta consecuencia», subrayó que la accidentología, la violencia familiar, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias y hasta algunos tipos de cáncer del aparato digestivo son el resultado de un consumo poco responsable de alcohol.
Qué y cómo beben los argentinos
Vodka y fernet mezclados con bebidas gaseosas o energizantes son, según Dománico, las que más consumen los jóvenes argentinos.
«El energizante lleva a disminuir el umbral de tolerancia; ‘adormece’ el sistema de vigilancia que avisa hasta dónde tomar», explicó el especialista, para quien se deberían generar alternativas. Incorporar alimentación, bebidas sin alcohol en las previas y promover un tipo de diversión en la que «los adolescentes no tengan que tomar hasta reventar para divertirse».
Consultado sobre si el consumo excesivo de alcohol es una adicción, Dománico dijo querer desmitificar que el problema que intentan revertir es el alcoholismo, que se da en personas adultas. «Lo que no sabemos es si tanta ingesta en jóvenes va a aumentar la cifra de alcohólicos y los deterioros en la salud a futuro», planteó el especialista, quien sentenció: «Como padres y Estado estamos descuidando las generaciones futuras».
El caso ruso
Pocas cosas se relacionan tanto con Rusia como el vodka. Así comienza el artículo de la revista brasileña Veja, que advierte que el consumo de esta bebida blanca se tornó un grave problema de salud pública.
El gobierno de ese país estima que cada ruso bebe 18 litros de alcohol por año, más del doble del máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Al punto que una de cada cinco muertes en Rusia está relacionada con el alcohol.
Especialistas aseguran que el año pasado, el consumo de alcohol fue el principal responsable del descenso de la expectativa de vida rusa. Así es que una persona nacida en ese país en 2012 vivirá en promedio 69.7 años, en lugar de los 69.8 calculados en 2011.
En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prevé que en 2050 habrá 116 millones de personas menos que hoy en Rusia, en parte como consecuencia de la reducción de la expectativa de vida.
Lo que denota que el problema no es reciente es que el ex presidente Mikhail Gorbachev había lanzado en 1985 una campaña para reducir el alcoholismo con el objetivo de aumentar la productividad en el país.
Fuente: http://www.infobae.com