Inconscientemente desde niños vamos aprendiendo los comportamientos financieros que luego ponemos en práctica cuando somos adultos. Nuestros padres y adultos cercanos son los modelos y ejemplos; y sus formas de manejarse con el dinero que ingresa van marcando nuestro patrón financiero.
Te propongo un ejercicio mental: ¿recordá qué has escuchado de niño en tu casa con respecto al dinero? ¿Qué frases se repetían en casa?… ahora pensá ¿Cómo influyen en tus acciones de hoy esas frases que tenés en tu recuerdo?
Esos “latiguillos” que se repetían en casa son los que determinan tu comportamiento de grande: “¡No tengo la máquina de hacer billetes! ¡Cuidá la plata! ¿es necesario comprar eso?”… y tantas otras que seguramente habremos escuchado, van definiendo nuestra “relación temprana con el dinero”. ¿Miedo a perderlo o responsabilidad para utilizarlo? Allí reside una cuestión central para inculcar a los más chicos de la familia.
¿Cómo somos nosotros actualmente con el Dinero? ¿Cómo es tu vocabulario cuando hablás del dinero frente a los chicos? Las finanzas empiezan desde casa, ellos van escuchando todo lo que decimos. Y para incentivar el razonamiento vinculado al dinero podés simplemente hacerle una pregunta a tu hijo: ¿qué es un cajero automático?: es interesante ver las respuestas que imaginan los chicos; y a partir de esas respuestas explicarles que “el cajero te da dinero siempre y cuando vos lo generes”.
En cuestión de educación financiera, cuando más temprano comencemos, más conciencia tendremos para llegar a convertirnos en jóvenes y adultos con habilidades para manejarse libremente con el dinero.
Por eso, en las próximas semanas te invito a conocer pequeñas prácticas donde tus hijos podrán comenzar a tomar contacto con el dinero, siempre con tu ayuda:
- Ir al súper con los más chicos.
- Compartir una mañana en el trabajo de papá o mamá.
- Comparar marcas vs calidad con los hijos adolescentes.
- Otorgarles un presupuesto semanal cuando van creciendo.
Fuente: http://blogs.infobae.com