El martes, Colorado y Washington se convirtieron en los dos primeros estados en legalizar el uso recreacional de la marihuana en Estados Unidos, mientras que en Massachusetts se aprobó para uso médico.
La decisión llega al tiempo que más de una tercera parte de los estados han aprobado el uso de la cannabis para propósitos medicinales.
Los partidarios de legalizar la marihuana hablan sobre los beneficios que tiene como analgésico y como auxiliar en las dolencias de pacientes que se someten a tratamientos de quimioterapia o radiaciones, mientras que sus oponentes enfatizan que la ciencia aún debe probar que el uso de la droga es seguro.
Es un poco similar al cuento de Jack y las habichuelas mágicas. Esta planta “mágica” que podría ayudar con todo, desde el glaucoma a la esclerosis lateral amiotrófica, podría también contener amenazas para el corazón, pulmones y cerebro.
La verdadera pregunta es, si se legaliza la marihuana, ¿viviremos felices para siempre?
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) considera la marihuana bajo la categoría I de sustancias controladas, lo que significa que tiene un alto potencial de generar adicción, no tiene un uso médico aceptado en el país y su consumo no es considerado seguro.
La postura de la DEA ha hecho difícil para los científicos llevar a cabo ensayos clínicos sobre la droga. En 2009, la Asociación Médica Norteamericana exhortó al gobierno a revisar la clasificación de la marihuana con “el objetivo de facilitar la realización de investigación médica y el desarrollo de medicinas basadas en la cannabis”.
En los últimos tres años, más de 6.000 estudios sobre la cannabis han sido publicados en revistas científicas, de acuerdo con NORML, una organización que trabaja para legalizar la marihuana en el país.
La mayor parte de las investigaciones se han enfocado en los efectos de la planta en el sistema endocanabinoide, el sistema endógeno que reconoce los principios activos de la cannabis.
Éste se encuentra distribuido en el sistema nervioso central y ha despertado la curiosidad de los investigadores, cuyos recientes estudios apoyan la idea de que el sistema endocanabinoide desempeña un papel muy importante en el procesamiento de ciertos neurotransmisores, según un reporte de científicos mexicanos.
El sistema endocanabinoide actúa como un puente entre la mente y el cuerpo, ayudando a diferentes tipos de células a comunicarse. Nuestro cuerpo produce químicos que causan un efecto similar al de la droga en el cuerpo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos.
El principal ingrediente psicoactivo en la marihuana, el delta 9-tetrahydrocannabinol o THC, trabaja en la misma forma que esos químicos naturales.
La doctora Julie Holland, autora de The Pot Book, dice que la marihuana es usada de forma medicinal para combatir las nauseas y estimular el apetito. También se prescribe para disminuir el dolor crónico.
La Dirección de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos ha aprobado el uso de dos medicinas sintéticas con cannabinoides usadas en pacientes con nauseas extremas: dronabinol y nabilone. Otra, Sativex, se encuentra en la fase III de los ensayos clínicos en Estados Unidos para el tratamiento del dolor por cáncer.
Una serie de ensayos publicados por el Centro para la Investigación Médica sobre la cannabis en la Universidad de California mostraron que esta planta puede ayudar a los pacientes que sufren de dolor neuropático, comúnmente causado por enfermedades degenerativas como esclerosis múltiple o fibromialgia. El dolor neuropático también es un efecto secundario común de la quimioterapia o la radiación.
Los participantes en el estudio sobre la cannabis reportaron una disminución del 30 al 40% en el dolor comparado con el 17 al 20% visto en pacientes que recibieron un placebo.
Otro estudio, publicado en el British Medical Journal en febrero encontró una menor prevalencia de la diabetes tipo II en personas que consumen marihuana. Con base en los resultados, los investigadores consideraron la hipótesis de que la cannabis disminuye el riesgo de diabetes debido a sus propiedades antiinflamatorias.
Con todo y sus beneficios potenciales, la cannabis no debe ser vista como una sustancia inofensiva, de acuerdo con la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes de Marihuana (NORML, por sus siglas en inglés).
Los componentes activos de la droga “pueden producir una variedad de efectos psicológicos y eufóricos”, señala en el sitio web la organización. “Como resultado, podría haber grupos que sean más susceptibles a los riesgos”.
El Instituto Nacional del Abuso de Drogas estadounidense afirma que la marihuana causa un incremento en el ritmo cardiaco, lo que podría poner en riesgo de sufrir un infarto a quienes la consumen. El humo de la marihuana también contiene cancerígenos similares a los de un cigarro.
Un estudio publicado en 2011 en el Journal Addiction encontró que la marihuana tiene un efecto a largo plazo en el aprendizaje y la memoria, de acuerdo con TIME.com. En el estudio, los autores observaron durante ocho años a cerca de 2.000 adultos australianos, de entre 20 a 24 años.
Concluyeron que los efectos adversos del uso de la cannabis (mostrados en estudios anteriores) estaban relacionados con factores preexistentes o eran reversibles incluso después de amplios periodos de uso.
Y un estudio similar dado a conocer en Nueva Zelanda este año muestra que puede ocurrir lo contrario en adolescentes que hayan consumido marihuana por largos periodos.
Los investigadores encontraron que los adolescentes que fumaron marihuana al menos cuatro días a la semana perdieron un promedio de ocho puntos de coeficiente intelectual entre los 13 y los 38 años. Los adultos que fumaron cuando eran adolescentes suelen mostrar un mayor déficit en la memoria y en su capacidad de concentrarse.
Los cerebros de los niños y adolescentes se encuentran en desarrollo, aseguró Holland, lo que podría ser la razón de que sean más vulnerables a los efectos de las drogas.
Las personas que provienen de una familia con antecedentes de enfermedades mentales también se encuentran en mayor peligro por los efectos de la droga. Numerosos estudios han relacionado el uso crónico de la marihuana con el incremento en los niveles de ansiedad, depresión y esquizofrenia, según el Instituto Nacional de Abuso de las Drogas estadounidense.
Y un estudio más reciente publicado en el American Journal of Addictions mostró una asociación entre el consumo de marihuana por adolescentes y un incremento en el riesgo de mostrar comportamiento antisocial como adultos.
La buena noticia es que la marihuana tiene un bajo nivel de adicción, las estimaciones lo consideran en un 9% de los usuarios. Y como NORML señala “el consumo de marihuana, sin importar la cantidad, no puede conducir a una sobredosis fatal”.
Los expertos señalan que se necesitan más investigaciones para determinar los beneficios verdaderos de la marihuana y sus efectos a largo plazo, tanto si es usada de formal recreativa o para propósitos médicos.
Fuente: http://cnnespanol.cnn.com