La chica se autoexilió en Bolivia y se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico. Ezequiel amenazó con ahorcarla, indica Diario Crónica.
Lejos de aceptar la teoría del “pacto suicida”, la familia Peñalva no baja los brazos y se mantienen firmes en su postura en relación a las misteriosas muertes de Luján y Yanina Nüesch, las adolescentes salteñas que aparecieron ahorcadas por una misma soga. Para ellos, Exequiel Fredes, quien era novio de Luján, tuvo responsabilidad directa en las muertes de las chicas y por ello continúan investigando por su cuenta el caso.
Además, pusieron una considerable suma como recompensa para quien pueda dar datos sobre lo que ocurrió con las chicas.
“Absolutamente creemos que la violación sería el móvil del homicidio posterior para ocultar el abuso”, reiteró en diálogo con “Crónica” el abogado de la familia, Humberto Vázquez.
Lo cierto es que, en su búsqueda por la verdad, los Peñalva se contactaron con la joven con quien Fredes mantenía una relación paralela, Agostina Borbón, la testigo en peligro. Y es que, como consecuencia de la relación que mantuvo con Fredes la chica ahora se encuentra autoexiliada en Bolivia, donde recibe un tratamiento psiquiátrico víctima de los ataques de pánico que la acosan desde que supo entender que el vínculo con Exequiel era tóxico.
Los Peñalva tienen pruebas de ello: la conversación que la propia Borbón mantuvo con una de las tías de Luján, Marisa. “Me enfermó de pánico”, confesó la jovencita desde Bolivia. Con temor en sus declaraciones, pero con la firme convicción de ayudar a la familia de Luján, poco a poco, Agostina confesó las atrocidades a las que era sometida por Exequiel.
En principio, reconoce que sabía de la existencia de Luján y asegura que el chico le decía que la jovencita que quería ser cantante no significaba nada para él.
Agostina habla de las adicciones del chico y sostiene que, bajo la influencia de las drogas, “le robaba al tío”. “El me dijo que nunca me iba a dejar de amar. Pero sus hechos son diferentes a sus palabras”, escribe la chica. “Yo aguanté muchísimas cosas, pero jamás lo denuncié… tengo miedo de que haga mal o que me perjudique”.
Una vez que Agostina entra en confianza con su interlocutora describe una escena que lamentablemente vivió en repetidas ocasiones. “Me decía que me iba a quemar. Una vez me agarró del cuello. Hace nueve meses que sufro de ataques de pánico porque vivía con miedo al lado de él y me tenía que separar como sea”, confiesa.
“Cuando me ahorcaba se burlaba y me decía que él sabía cómo hacer para no dejarme marcada o me pegaba en las piernas. Alguna vez me dejaba los brazos marcados… me ahorcaba con su brazo”.
La conversación entre ellas termina con una última confesión: Agostina recibió un mensaje de texto de Ezequiel en el que le pide perdón y le dice que no sabía que las chicas estaban desaparecidas.
Fuente: http://www.cronica.com.ar