Un nuevo estudio ha identificado que existe una relación directa entre la personalidad de un perro, cuánto vive y cuánta comida ingiere.
A través de la domesticación de los canes, los humanos iniciaron un experimento de selección artificial de personalidad sin darse cuenta. Los cuidadores de perros eligieron individuos basándose tanto en su aspecto como en rasgos de su comportamiento (la actividad, la agresividad y la docilidad, entre otros) con el fin de amoldar cada raza al desempeño una tarea específica. Pero simultáneamente también estaban seleccionando rasgos del metabolismo y la longevidad, según ha demostrado un estudio de la Universidad Sherbrooke (Canadá). Así por ejemplo, las razas más obedientes viven más tiempo que las desobedientes. Y las más agresivas tienen un mayor gasto energético, lo que les conduce a ser más «glotonas», tal y como desvelaban los investigadores en la revista American Naturalist.
Los autores concluyen que los rasgos de la personalidad están ligados a muchos aspectos claves de la vida de un animal, como los requerimientos energéticos, la velocidad de crecimiento, la edad a la que se reproducen o la esperanza de vida. Y esto podría ayudarnos a entender las causas y consecuencias evolutivas de los diferentes rasgos del carácter de un individuo, también en los seres humanos.
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