Cómo ahorrar en comida cuando estás de viaje

Cómo ahorrar en comida cuando estás de viaje

 

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Los viajes están llenos de asombros para los sentidos, y la comida es parte fundamental de esa experiencia. Sin embargo, también puede convertirse en un gasto absurdo si lo dejamos a la suerte. Aquí hay algunos consejos para ahorrar en comida mientras viajas.

Investiga antes de partir

Un ejemplo: si ya tienes programada una visita a un museo, ubica un sitio para comer en el mismo barrio. Generalmente los blogs y los foros de viajeros tienen mejores propuestas que las guías turísticas, porque se basan en experiencias reales y no en criterios de venta. Una buena investigación te puede ahorrar tiempo y dinero.

Haz picnic

 

El picnic ayuda a ahorrar dinero, es divertido y te permite hacer un turismo más local e interesante. Conocer un país también es conocer sus costumbres. Meterse a un mercado o a un supermercado, observar los productos, los empaques y las combinaciones de alimentos, es una manera de enriquecer tu experiencia de viaje. Pan, queso, fruta, carnes frías, hojas verdes, semillas, condimentos… También puedes evitar el uso de desechables si llevas tus propios platos y cubiertos. Prácticamente no pesan y tienen diseños divertidos. Puedes encontrarlos en las tiendas de campismo.

Prueba la comida callejera

 

Generalmente es barata y tiene mucho sabor local. Pregunta a los lugareños, ellos saben mejor que nadie dónde comer al paso. Un punto importante para evaluar tu elección es la higiene y el cuidado que ponen al preparar los alimentos. Observa el sitio, fíjate en los utensilios y el manejo de los desechos, y, sobre todo, no olvides llevar gel desinfectante en tu mochila.

Alojamiento con cocina

Si vas en grupo y tu estancia es de más de tres noches, vale la pena buscar un alojamiento con cocina o kitchenette. Hay hostales y casas de huéspedes donde se comparten la cocina, los utensilios y algunos condimentos. Como dijimos antes, además de ahorrar dinero, la experiencia de ir al mercado o a la tienda de abarrotes enriquece la experiencia de viaje. No sólo se puede cocinar el desayuno y la cena, también se puede preparar un picnic sustancioso para la hora del almuerzo.

Desayuno incluido

En un viaje, el desayuno se convierte en la comida más importante del día. Si reservas un alojamiento con desayuno incluido (abundante o tipo buffet) ahorrarás dinero y malos ratos —el hambre es mala compañera de viaje—, tendrás más tiempo para conocer y caminar sin la presión de la hora de la comida.

No busques con el estómago vacío

Si tienes mucha hambre, antes de iniciar la búsqueda de un sitio para comer, compra una barra de granola, una fruta o una golosina local para «entretener a la lombriz». Sin la ansiedad del hambre decidirás mejor y evitarás entrar en el primer sitio que se te aparezca, solo porque se ve bonito. Sigue tu olfato y busca los menús que incluyen entrada, plato fuerte y postre.

Come local

Las recomendaciones de restaurante que nos dan en el hotel están llenas de buena voluntad, pero suelen ser muy caras. Dos señales que casi siempre funcionan: aléjate del lugar que tenga menú en inglés y prefiere los sitios donde los comensales no sean turistas sino gente de la localidad. Platica con ellos, pregúntales qué platillo bueno, bonito y barato te recomiendan, verás que el ahorro aumenta y la experiencia mejora exponencialmente.

Lleva tu botella de agua

En muchas ciudades el agua del grifo no es potable. Parece mentira pero si uno compra pequeñas botellitas en los restaurantes, al final del viaje se ha gastado una fortuna. Lleva una cantimplora o una botella en tu mochila, de manera que puedas rellenarla en tu hotel o en alguna fuente de agua potable. Además de ser barato, contaminas menos.

No te bebas el presupuesto

Hay cocteles y bebidas locales que vale la pena probar, pero suelen ser tan caros como un plato de fondo. Si tienes curiosidad, pide un coctel para compartir con tus compañeros de viaje. Lo mismo con el resto de las bebidas, uno puede ahorrar bastante si comparte una jarra de jugo o una botella de vino.

Evita sorpresas

En algunos países, los aliños, los vasos de agua y los condimentos están incluidos en el servicio del restaurante, pero en otros hay que pagar por cada porción de mayonesa o de pan, por ejemplo. Si un condimento aparece en tu mesa, no temas preguntar al personal del restaurante si está incluido en el servicio. Si no lo quieres, pide que se lo lleven. A veces nos ven la cara de turista y sólo por tenerlo en la mesa, se dan el gusto de cobrarlo.

Lleva tu lunch

Si vas a tomar un transporte, lleva tu propia comida. Por lo general, la oferta de alimentos en la estación o en el aeropuerto es escasa, mala y absurdamente cara. Lo mismo para los tours que no incluyen la comida; dentro de la dinámica del tour, la movilidad, los tiempos y las opciones son limitadas como para hacer una exploración culinaria.

Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com/

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